Tú eres el hombre que amo

Capítulo 32

Owen 

 

De todas las estupideces que pensé que Beatrice podía hacer, la que menos me vi venir fue un intento de suicidio. Siempre he sabido que Beatrice es una mujer algo inestable. Sus padres la han malcriado toda su vida dándole todos los caprichos que ella quería, haciéndola una mujer insoportable. Siempre la tuvieron como que ella era mejor que los demás, que estaba por encima los demás y que ella era la mujer más hermosa y deseable del mundo, que tendría al hombre que quisiera a sus pies en todo momento. 

Cuando una persona crece con esa percepción crea una persona como la que es Beatrice. Desde que Celeste apareció en mi vida y me decidí a luchar por ella sabía que Beatrice trataría de ocasionar problemas, siempre ha sido el centro de atención, pero entonces yo ya no le di lo que ella tanto quería. Porque a Beatrice no le importa si no la amo, no mientras ella sienta que tiene mi atención, mi tiempo y que me tiene. 

Cuando llego a la clínica en donde su madre me indicó que estaban, pido información y me envían al segundo piso. Al llegar me encuentro a su madre llorando a cantaros y su padre con expresión preocupada. A pesar de que detesto a esta familia no soy tan imbécil e insensible como para no ponerme en su lugar como padre. Porque de solo pensar en que Aida pueda sucederle algo malo, el corazón se me paraliza, es por eso que vine a ver en qué puedo ayudar. 

La primera en notarme es la madre de Beatrice que tiene los ojos completamente rojos y por sus mejillas viajan las lágrimas que derrama sin control, el padre de Beatrice la tiene sujeta murmurándole palabras en voz baja, pero ella está mirándome fijamente.  

De pronto se separa de Tom y en agrandes pasos se acerca a mí, no lo veo venir cuando levanta la mano y la impacta con fuerza en mi mejilla. El golpe resuena por el pasillo y yo la observo con una calma fría cuando ella aprieta los labios furiosa. 

—¡Hijo de perra!—me grita y me golpea el pecho con los puños—¡por tu culpa mi hija intentó suicidarse, por tu culpa mi niña está destrozada!—me grita con fuerza—¡si algo malo le llega a pasar será tu culpa! Ella te adora y la dejaste por esa mujer, la dejaste de lado y la has estado humillando. A mi hija que te dio todos estos años a tu lado—sujeto sus manos cuando veo que sus intenciones de golpearme parecen no querer acabar. Los ojos de la mujer se abren con sorpresa cuando la observo con tranquilidad. 

—No vine aquí a permitir que me golpees bajo el pretexto de que tu hija tomó una decisión que nada tiene que ver conmigo. Beatrice es una mujer adulta que sabía muy bien lo que teníamos, sabía que nada era real. Busca un espejo y encontraras al verdadero culpable de todas las decisiones que ella toma—la madre de Beatrice jadea y trata de zafarse, la suelto viendo como Tom me observa molesto. 

—No sé qué haces aquí, te has encargado de que parezca que mi hija está loca. No te conformaste con humillarnos, sino que también buscas quitarnos nuestras acciones en la empresa, estás haciendo que mis socios no quieran seguir trabajando conmigo. Eres un maldito—sonrío con arrogancia. 

—Quise venir a ver qué estaba pasando por respeto a su familia y al tiempo en que estuve con Beatrice, pero si ustedes tienen tiempo para insultarme y cuestionar sobre la empresa quiere decir que ella no está tan grave—paso por el lado de los dos yendo s la habitación de Beatrice, la madre de Beatrice me grita, pero yo me adentro a la habitación y me quedo paralizado por un momento, pero luego comienzo a reír sin control. 

Los ojos se Beatrice, quien está sentada en la camilla con el teléfono en la mano tomándose una foto, se abren con sorpresa y me observa con la boca abierta. Entro y comienzo a aplaudir sin control, los padres de Beatrice se quedan en silencio en la puerta mientras mi sonrisa se agranda mucho más y mis aplausos toman fuerza. 

—No es... 

—Cuando pienso que tú no puedes sorprenderme más, increíblemente lo logras Beatrice—paro los aplausos quedando frente a ella. Si ella hubiese sabido que vendría, sé que estaría fingiendo que realmente intentó un suicido—realmente eres un asqueroso ser humano, eres la clase de personas que sobran en el mundo porque no aportan nada a él—Tom da un paso al frente molesto. 

—No te permito que insultes a mi hija—gruñe. 

—Tu hija y toda tu familia se insultaron solas cuando se prestaron para este teatro. ¿Qué esperabas con esto Beatrice? ¿Qué volviera contigo por pena?—ella aprieta los labios viéndose descubierta, no puedo evitar reírme con este circo mediocre. 

—Tú y yo debemos volver, sabes que somos imparables juntos—la miro fijamente. 

—No sé en qué idioma debo decirlo, ¿pero tú yo? Eso nunca volverá a ocurrir, así que deja de perder el tiempo, das lastima y es un fastidio. Vine aquí porque pensé que realmente te había pasado algo, porque pensé que tú no serías tan mezquina como hacer una actuación tan patética como esta. Madura de una puta vez Beatrice, no siempre tendrás lo que quiere, hay batallas que están perdidas desde un inicio y yo fui eso. Eres una mujer hermosa, enfócate en algo mejor que joderme el día, porque con esto perdieron la poca consideración que les tenía. Espero que estén listos para perder a cada maldito socio que tengan, porque eso es lo que haré, les quitaré hasta el maldito apellido—ninguno de los tres dice nada, todos se quedan en silencio—no vuelvan a llamarme y hacerme perder el tiempo con esta estupidez. Mejor dicho, no vuelvan a llamarme nunca—camino y los padres de Beatrice se quedan en silencio apartándose de la puerta. 

—No dejaré que ella gane, no dejaré que nadie pase sobre mi—me advierte Beatrice—y si es cierto, quise hacerme daño como el que me has hecho tú con tu indiferencia, porque la metiste en tu vida y me alejase, sabes que te quiero Owen, ¿cómo puedes cambiarme a mí por esa mujer?—cuestiona y la miro sobre mi hombro. 




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