Si tan solo hubiera sido yo

Capítulo 13

Emanuel torció su rostro en una mueca luego de escuchar las palabras de uno de sus colaboradores en la reunión de la oficina. Sabía que la empresa estaba pasando por momentos críticos, pero no se esperaba que la situación fuera peor. Se dejó perder tantos días en el alcohol dejando de lado su trabajo que cuando escuchó al hombre hablar de los malos resultados de sus últimos proyectos tuvo que ocultar su sorpresa.

—La caída de las ganancias está poniendo en peligro los nuevos fondos que debemos sacar en un par de meses —habló seriamente el hombre deteniéndose en los ojos penetrantes y grises de Emanuel Stravros.

—Entiendo —respondió aquel con seriedad—. ¿Qué ha pasado con las negociaciones con los futuros socios?

—Señor Stravos, en inicio varias empresas parecían dispuestos a invertir en nosotros a cambio de obtener un porcentaje de la empresa —habló su asistente—, pero de un momento a otros todos se echaron atrás a excepción de una sola empresa.

Emanuel tensó la mirada, lo que dice su asistente es cierto, no es normal que antes varios se mostraran dispuestos a colaborar para al final echar pies atrás. Si no estuviera acostumbrado al juego sucio del mundo empresarial pensaría que solo podría ser una desafortunada coincidencia. Pero no por nada lo han apodado el tigre de los ojos grises del mundo empresarial.

Es evidente que la única empresa dispuesta aun ha colaborar con ellos está detrás de esto. “Maldita sea” masculló entre dientes sin decir más palabras mientras sus subordinados lo contemplan preocupados y en silencio.

—¿Cuál es esa empresa? —preguntó luego de colocarse de pie y acercarse a los ventanales mirando hacia el exterior.

—La empresa de la familia Fiore —respondió su subordinado.

Y solo escuchar ese apellido hizo que su ceño se arrugara aun más. Los Fiore son una peligrosa familia de la cual incluso se dice que tiene nexos con la mafia, y que no duda en hacer desaparecer a sus enemigos de la peor forma.

¿Acaso tiene otra opción? Sí, abandonar su propia empresa financiera, enfocarse solo en su empresa tecnológica o volver a la empresa familiar de los Stravros como su hermana Clara se lo ha ofrecido innumerables veces, pero esa sería la peor opción. Ni quiere, no pondría un solo pie en algo que su maldito padrastro forjó. No por nada durante años armó su propio imperio empresarial con esas dos grandes empresas líder en el mercado que le valieron ser considerado un genio en los negocios.

—Bien, avísenme cuando tenemos reunión con ellos, iré personalmente. Pueden retirarse, excepto tu Hugo, quiero que me des más información al respecto —dijo finalmente dando por terminada la reunión.

El asistente de presidencia, Hugo, luego de tomar sus carpetas se acercó a Emanuel con expresión seria.

El hombre de cabellera castaña y ojos marrones tras un par de anteojos contempló con su usual seriedad a su jefe, manteniéndose imperturbable esperando sus palabras sin interrumpir su silencio.

—¿Cómo ves la situación? —preguntó Emanuel sin mirarlo.

Sabe que entre todos sus trabajadores el único que es capaz de hablar con la verdad, incluso sabiendo que lo que dirá no será de gusto de su jefe, es Hugo. Es un hombre sagaz, inteligente y leal.

—Estamos entre la espada y la pared, es evidente que Luis Fiore, la cabeza de la familia, ha sabido mover las piezas para tenernos entre sus manos en una situación que no nos deja otra opción más que negociar dentro de sus términos. Aun así, me atrevo a decirle, que debemos ser cautos y escuchar su propuesta. No estamos en una posición en que podamos rechazarlos —habló con seriedad.

—Tendremos que ir a ver que propone y ver si sus términos nos convienen. Si se convierte en nuestro salvador o de lo contrario, en nuestro verdugo —agregó Emanuel tensando su rostro—. Intenta averiguar todo sobre dicha empresa y su presidente Luis Fiore, es un tipo peligroso así que no te expongas demasiado.

—Entiendo, señor Stravros —respondió con cortesía.

—Puedes retirarte —señaló Emanuel dándole la espalda.

Y apenas se dio cuenta que estaba solo en su oficina se masajeo las sienes, cansado, su descuido ha permitido que todo esto pase. Siempre fue conocido como un sagaz empresario, donde nadie se podía comparar a él y a sus habilidades en las negociaciones. Pero desde que perdió a su esposa todo dejó de tener tanto sentido para él incluso dejando de lado una de las empresas que construyó desde abajo y pudo posicionarla en una de las más prometedoras del país.

Pero ahora está a punto de perderla por su descuido.

Luego de horas de trabajo intentando ponerse al día salió un momento a caminar en el parque que se encuentra frente a su oficina. El cielo luce nublado, pero aun así se siente el ambiente tibio. No sabe cuanto camino hasta notar que su camino de piedrecillas y arbustos cambió por uno de cemente.

Sus piernas se detuvieron frente a un viejo auditorio. Recordó que Clara, su hermana, le comentó que Rose había vuelto a ensayar de forma más profesional con el violín, aunque actualmente da algunas clases a un par de niños, parece ser que quiere recuperar el tiempo perdido.

Entró al lugar, en el interior se ve mejor cuidado y más grande de como se ve afuera. Cada rincón parece haber sido limpiado con detalle, con una alfombra bien cuidada, una galería de fotos antiguas y nuevas, y un mostrador de medallas.

Desde el fondo puede sentir el sonido de un piano, la melodía es triste y melancólica, es como si todos sus recuerdos de su juventud vinieran a su lado, tanto los malos recuerdos como lo buenos.

Al asomarse al auditorio vio algunas personas sentadas. Usualmente hay ensayos se hacen a puertas abiertas y el público puede entrar gratis en esos momentos.

Alzó su mirada en dirección del escenario y la vio. Sus ojos se abrieron mucho más, no se esperaba justo encontrarse a Rose. Aquella viste casual y está tan concentrada en su violín que no notó su presencia entre el poco público presente.




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