Sangre Codiciada

XLI

"Las mentiras y los secretos siempre van a doler, pero hay algunos que duelen hasta cientos de vidas posteriores"

 

         Los miré a todos separándome de Kylian, acercándome a él. Mis ojos estaban tan abiertos que en cualquier momento se saldrían de sus cuencas. Había olvidado cómo se respiraba. Mis manos temblorosas fueron a parar a su rostro tocándolo para ver si era real, si no era un sueño. Pellizque sus mejillas, él hizo una mueca de dolor. Nadie dijo nada. Luego me pellizqué en el antebrazo, lo hice con tanta fuerza que me hubiera salido un morado muy feo si no fuera porque una mano me detuvo. Volví a levantar la vista y ahí estaba aquella sonrisa traviesa que me había acompañado durante toda mi vida.

—Soy real, enana. Estoy vivo, más o menos en realidad, pero eso ahora no importa. Ven y dame un abrazo que te extrañé, fue demasiado tiempo sin ti —Abrazándome con fuerza y por unos pequeños segundos correspondí.
—Suéltame. ¿Cómo rayos es que estás aquí? Yo escuché como te golpeaban. Había mucha sangre, estaba bañada en ella. Lloré por meses por ti. Me culpé una y otra vez por tu muerte y ¿vienes y me pides un abrazo como si solo te hubieras ido a un viaje? ¡Vete al demonio Nadeem! —Alejándome de él con lágrimas en los ojos.

         Estaba en shock. No podía creer que sus mentiras habían llegado a tanto. Podía aceptar que me mintieran con los papeles y quien era o lo que tenía que hacer, pero no podía soportar que me engañaran con algo tan fuerte y sensible como lo es el asesinato de una persona que amas.

         Retrocedí hasta chocar con el pecho de Kylian. De forma inconsciente busqué su abrazo, necesitaba sentirme segura, que por lo menos alguien no me mentía ni escondía nada y esa persona era él. Era increíble que la persona que comencé detestando y desconfiando terminaría siendo la única en la que realmente podía confiar y sentirme segura.

—Perdóname, las cosas no debieron ser así. Nunca quise que te sintieras mal por mi culpa, tu mejor que nadie sabes que lo eres todo para mí. Lo que pasó fue real, mi manada me traicionó, los del grupo de Cristian también lo traicionaron y decidieron atacarte. 
《Me hubieran matado si no fuera por los chicos y ella —Señalando a la chica detrás de él, la misma loca que me perseguía en la escuela—. Quise decirte que estaba bien, que todo había pasado, pero los monjes no me lo permitieron. Si sabías que estaba vivo nunca hubieras venido para acá. Además, para cumplir la profecía ambos tenían que pensar que lo habían perdido todo, por lo menos para la primera mordida》

         Por mucho que me suplicara y que pusiera esa carita de yo no fui no podía ni siquiera mirarlo. Me dolía en lo más profundo de mi ser que una de las persona en  que más confiaba, que más amaba en este mundo, hubiera jugado conmigo de esa forma. Sentía una presión insoportable en el pecho que no me dejaba respirar, Kylian lo sabía por lo que apretaba con fuerza su abrazo mientras acariciaba mi espalda. Las lágrimas recorrían mi rostro hasta mojar su pecho, el cuál recién me enteraba que estaba completamente descubierto.

—Confía en él, está diciendo la verdad —me susurró Kylian, luego de un fuerte suspiro—. Está arrepentido por ser tan imbécil de engañar a su hermanita menor y dejarla sufrir por tanto tiempo —Esto último lo dijo en voz alta, haciendo que lo mirara.

         Tenía una sonrisa tranquila hasta que levantaba la mirada hacia Nadeem, mirándolo con furia. Pude notar como lo mataba mentalmente cientos de veces, pero a su vez había confusión en sus sentimientos y sorpresa por lo que me giré para ver a Nadeem y a los demás. Todos tenían la misma expresión y yo seguía sin entender nada.

—¿Cómo estás tan seguro de eso? No lo conoces, ni siquiera yo estoy segura de hacerlo —dije aquello último con un profundo pesar.

         Nadie me respondió solo había silencio. Nadeem y Kylian se miraban fijamente. Cristian miraba a ambos sorprendido. Matheo negaba mirando al suelo y Lis lo miraba a él y luego a mí.

—Un lobo maduro siempre sabe cuándo alguien que ama o comparte un lazo miente o no. Por eso hay tanta lealtad y confianza en una manada real —Aclaró la chica entrando a la casa—. Dado que hasta hace unos segundos tenían ganas de matarse, es claro que no se aman y solo queda otra opción… —Ambos chicos tragaron en seco ante las últimas palabras de ella.
—¿Mis sospechas eran reales? —pregunté emocionada volteándome para ver a Kylian directo a los ojos.
—Si, por desgracia si —Su tono de voz demostraba que estaba enojado, pero en sus ojos había tristeza.
—Si sobreviviste… —susurró Nadeem, que aún no salía de su sorpresa.
—No gracias a tu querido abuelo, pero sí. Ahora vete de mi casa y aléjate de ella, no voy a permitir que alguien que apesta a ese monstruo le haga daño —Había visto a Kylian enojado miles de veces, pero esta vez daba miedo.

         En un rápido movimiento me había puesto detrás de él. Gruñía amenazante. Mostraba sus dientes dando a entender que era capaz de lo que fuera si se acercaba. Nadeem por otro lado respondió de la misma forma, acercándose a nosotros. Sabía que no me debía meter en el medio o podía ser peor, dejarlos y no hacer nada, tampoco parecía una buena opción. Entonces Cristian se metió en el medio, mirando con desagrado a Kylian y logrando que Nadeem retrocediera unos pasos.

—¡Hey! Cálmate, ¿sí? No vale la pena pelear con él ahora. Lo importante es que nos volvimos a ver. Aclaremos las cosas y luego nos vamos antes de que todo se complique —susurraba Cristian, de forma suave, arrastrando las últimas palabras con pesar.

         Cristian había puesto una mano en el hombro de Nadeem y con la otra sostenía su barbilla con suavidad. Sus rostros estaban muy cerca, demasiado cerca. Nadeem seguía gruñendo al igual que Kylian, Cristian solo sonreía aliviado y preocupado. Nadeem solo negó y suspiró rendido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.