Quiero que seas tú

Capitulo 1

Alice

—¡Que lenta eres! — Exclamó Carl, mirando sobre su hombro — Deberías quedarte en casa.

—¡No soy lenta! —Refunfuñe — Además, le prometí a mi padre que compraría yo misma las flores y que serían las más bellas que podría encontrar.

Carl me mira por unos segundos y luego mueve su cabeza en negación.

—Andando.

Apresuro el paso para alcanzarlo. Ya que el por ser más alto; da los pasos más grandes y a comparación con los míos, tengo que dar cinco pasos para poder alcanzarlo.

Lo que más me gusta de hacer las compras con mi primo, porque si, Carl es mi primo. Es que hace un esfuerzo por no desesperarse cuando se trata de que yo tenga que comprar algo.

—Escoge cualquier maldita flor —Sugirió.

—No puedo, deben ser sus favoritas,

—Y al menos sabes ¿Cuáles son? —Se cruzo de brazos y me miro como si de retándome se tratara.

—Papá una vez me dijo que le gustaban mucho los girasoles. —Trago saliva con dificultad — La verdad es que me hubiera gustado que ella me lo dijera.

Pude sentir la mirada de Carl aunque no levante la mirada. Sabe que estas fechas me ponen triste. Mañana es el año luctuoso de mi fallecida madre. Y a pesar de que ya han pasado varios años, me hace demasiada falta.

—Deme esas

La voz de Carl me hace volver a la realidad. Y sorprendida quede cuando el mismo está escogiendo los girasoles más bonitos de la tienda.

—¿Qué haces? —Lo cuestiono

—Dijiste que querías las flores más bonitas —Me mira a los ojos y me sonríe. No puedo evitarlo y desvió la mirada lo más rápido que puedo y sin darme cuenta como si mis pies se hubieran activado en automático, comencé alejarme de aquel puesto. Mi cara la sentía como si fuera a explotar en cualquier momento y mi corazón...parece como si se fuera salir de mi pecho.

Me detengo en seco, —¿Qué me pasa? —Me pregunto a mí misma mientras llevo mi mano a la altura de mi corazón —Al, ¡no seas tonta! no puedes sentir eso.

—¿Por qué no?

Esa voz...

Escucharlo me pone en alerta, —¿Qué? ¡No! ¡Nada! —Sin mirarlo a los ojos, negué de inmediato cuando supe que de Carl se trataba.

De repente, me tomo del rostro con ambas manos obligándome a verlo directo a sus ojos color avellana. Ya no hay escapatoria.

—Pequeña Alice...—Sonrió dulcemente, — Si querías tiempo a solas con el florista, me lo hubieras pedido.

—¡¿Que?! —Me aparto de el en cuanto escucho semejante cosa, —¡Estas loco! Me dobla la edad.

Carl comenzó a reír, —¿Y crees que dejaría que se te acercara?

No lo hagas, no lo hagas

Me lo repito una y otra vez, esas palabras harán que me sonroje...otra vez.

—Sabes que estoy en desacuerdo en que andes con alguien como él. Bueno, al menos si tu padre lo aprueba. —Explica, se acerca a mí y me acaricia la cabeza como si de un perrito se tratara. —Vamos, tu padre espera.

—Si

Lo veo caminar delante de mí. Mi mente apenas estas asimilando lo que acaba de ocurrir. Pero para ser sincera, debo de tener más cuidado y debo de sacar esa idea estúpida de mi mente y tener en claro que Carl, es mi primo.

Desafortunadamente.

 

 

 

🍁 🍁 🍁

 

 

 

Carl

Una vez me preguntaron que si tenía a alguien especial en mi vida. En aquel momento no respondí, pero si me volvieran a preguntar; diría que Alice, es mi alguien especial. Si me preguntaran la razón, no la sabría con exactitud. Es como cuando te gusta la compañía de alguien ¿por qué? simplemente no lo sabes, solo sabes que te sientes lo suficientemente cómodo a tal grado de querer que el tiempo se detenga cuando estas con ese alguien.

Alice poco a poco se volvió esa persona, luego del incidente en Londres que me hizo volver a casa. Tanto ella como su padre, estuvieron para mi cuando más necesitaba de mi familia. Aunque ahora ellos, son la única familia que me queda.

—Estamos en casa —digo en voz alta, al entrar. El padre de Alice, Mark está sentado en el sofá grande de la sala leyendo el periódico y aun estando en su bata para dormir.

—No es necesario que grites, los escuche una cuadra antes. —Dice serio, sin despegar la mirada de su lectura.

—¡Papá! Estoy en casa —repite Alice con una fuerte voz que me hace encogerme de hombros al escucharla.

—¡Ay! ¡ya los escuché! —Exclama. Al solo ríe al ver la expresión de molestia en su rostro.

Suelto una pequeña risa y los dejo solos en la sala para ir a la cocina. Camino hasta la nevera y tomo una botella de agua fría. Y en ese momento mi teléfono suena, miro la pantalla.

Tyler:

¿Estas en casa?

El rubio me ha mandado un mensaje de texto.

Yo:

¿Dónde más podría estar?

Le respondo escribiendo con una mano y con la botella en la otra, camino hasta las escaleras. Por el rabillo del ojo aun puedo ver a Alice y a su padre pelear en la sala. Subo por las escaleras y al llegar a la puerta de mi habitación, mi teléfono vuelve a sonar.

Tyler:

Estoy afuera.

Mi corazón late muy fuerte. Casi a tal grado de no poder controlar lo que hago. Por lo que bajo de inmediato por las escaleras y corro hasta la puerta ignorando a padre e hija en el sofá. Y al salir, sobre la vereda estaba Tyler, afuera de su auto mirándome con una gran sonrisa.

—No pensé que me extrañaras demasiado. Ayer nos vimos. —Dijo sarcásticamente.

Mientras yo intentaba controlar mi respiración agitada, caminada hacia el. Y al estar tan cerca, no pude evitar en abrazarlo. Lo tome por sorpresa, sí. Pero hacía ya un tiempo que no veía a mi mejor amigo.

—Carl...—escuche decir mi nombre tan bajo, y solo lo abrase más fuerte. Y el correspondió a mi abrazo.

Alice




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