No sueltes mi mano

Capítulo 11: ¿Quien eres?

 Bastian
Isabella entra al despacho y luego lo hago yo, tengo muchas preguntas y ella solo se sienta sin mirarme, hago lo mismo frente a esta y mi escritorio nos separa, aún lleva las manos vendadas por las heridas, pero en sus ojos veo una seguridad que antes no veía

— Explica que hacías con mi hija a esta hora

— Que bueno que ya al menos dices mi hija, es un paso— suspiro, así no se puede

— Limítate a responder mis preguntas

— No eres mi jefe — se encoge de hombros— no tengo por qué responder nada

— ¿Quieres ir a la cárcel?

— ¿Por qué eres tan bestia con tu hija? — me tenso, maldición!

— Ya basta de juegos Isabella— mascullo, la paciencia no es mi don— explícate o iremos ahora mismo a la policía

— Tu hija ya lo explicó — paso las manos por mi cabello y achico mis ojos

— Quien eres? — alza una ceja

— Isabella, ¿acaso tienes problemas de memoria?

— Demonios! — me levanto de la silla— eres un maldito dolor de cabeza— le doy la espalda mirando hacia fuera

— Vanesa me llamó y me dijo que fuera a recogerla, dijo que robó el número que te di de este despacho, odia su escuela y odia esta casa porque sus padres no la quieren— sigo sin mirarla

— Si quiero a mi hija

— Pero no lo demuestras, es una niña, necesita afecto y no lo recibe de sus padres

— No te metas en mi vida Isabella— la miro

— En cuanto a tu otra pregunta de quien soy, soy Isabella Ross

— Estuve investigando y— me callo cuando saca algo de un bolso y lo deja sobre mi mesa

— Son mis documentos, mírelos— los tomo, los reviso y sí, es su nombre— ¿y por qué me buscaba? necesita que le pague lo que dañé aquel día?— la miro, iba a hablar, pero mi madre, mi abuelo y Lizeth entran al despacho

— Es ella? — pregunta mi abuelo, Isabella se pone de pie— mira que te hemos buscado— le sonríe — mi nombre es Ricardo y soy el abuelo de este — le extiende su mano e Isabella corresponde a su saludo dudosa

— Soy Isa

— Lo sé— mi abuelo ríe — eres la mejor cocinera de esta ciudad

— Oh no, que va

— Oh si— dice Lizeth que se acerca— queríamos felicitarte Isabella, tu comida nos hipnotizó aquel día

— Trabaja aquí — ofrece mi abuelo— quiero probar tu comida hasta que muera

— Bueno yo

— Por eso te buscaba—digo y me mira— el empleo es tuyo si aún lo quieres

— Después de todo lo que pasó?

— Sé que Vanesa te buscó, hablaré con Karol cuando se calme bien

— Pues sí, ve a tranquilizarla — habla mi madre — yo soy Irma y soy la madre de Bastian, Isabella, aceptas no? Esta familia no acepta un no como respuesta — Isabella sonríe ampliamente.

Miro a mi lado a Karol que duerme muy tranquila, suspiro y me levanto de la cama sin hacer ruido, ayer fue épico el controlarla y más cuando le dije que Isabella había aceptado volver al trabajo, así que hoy empieza y no sé por qué, pero ya quiero que llegue

— Bastian— Lizeth me detiene en el pasillo— no te había felicitado por tu noviazgo como se debe

— Lizeth si piensas que es mentira ya te digo que

— Sé que son novios de verdad— dice sonriendo— veo que duerme contigo, no soy ciega ni sorda— asiento— pero sé que en parte lo haces por la herencia

— No solo es por eso— murmuro aunque tengo mis dudas

— Bueno, es claro el por qué lo haces para mí, pero por qué ella lo hace? — achico mis ojos sin entenderla— Bastian esa chica volvió luego de seis años diciendo que te amaba

— Tenemos una hija

— Hija que no los unió antes, por qué Karol esperó tanto para buscarte? Sabes que creo? que también lo hace por la herencia— ella ríe — Bastian amé mucho a tu padre a pesar de todo y por eso te hablo así  porque él te quería mucho y no quiero que fracases, no deberías confiar del todo en Karol, llegó en el momento justo con una hija, ¿por qué no venir antes a decirte que eras padre? donde estuvo todo este tiempo? ¿Mi consejo?— Lizeth toca mi brazo— no confíes en Karol ni en sus bonitas palabras, si es que ni parece madre— alza una ceja— acaso has visto como trata a la pequeña? De ti lo acepto pero y ella que? En todo el tiempo que llevo aquí no he visto cariño hacia la niña, no la he visto jugar con esta, ni siquiera leerle para dormir, ten cuidado Bastian, no te apresures con una decisión que es para toda la vida y que puede traer consecuencias — Lizeth me sonríe y luego pasa por mi lado, me quedo pensando en sus palabras por demasiado tiempo.

— Hermano— Alessia llega hasta mí cuando entro al comedor — ¿por qué esa empleada?

— Acaso no probaste su comida? — cuestiona el abuelo sonriendo

— Es rara — mi hermana se sienta— ya van dos veces que está sola con tu hija Bastian, ten cuidado— suspiro, ya todos me dicen que tenga cuidado

— Muero por probar el desayuno — ríe Alex— si es que esa chica es maravillosa— me pongo de pie y voy a la cocina, en donde la encuentro dando órdenes y probando cosas

— Has llegado temprano— me mira

— Buenos días señor Park— sonrío

— También me puedes llamar jefe o amo— me acerco más a ella

— En realidad no, tu abuelo fue quien me hizo el contrato así que — se encoge de hombros, yo río

— Eres insoportable Isabella

— Gracias Bastian

— Habrá reglas — digo sonriendo, ella asiente

— ¿Cuáles?

— Tu lugar de trabajo es la cocina y aquí estarás

— Eso lo sé — tomo un mechón de su cabello y lo coloco tras su oreja, puedo sentir cuando se tensa

— Lo que quise decir fue que no te quiero cerca de mi hija Isabella—me mira atónita — no le hablarás, no la mirarás y no estarás a menos de un metro de Vanesa o te irás de esta casa ¿Entendió?

— No puedes hacer eso

— Es mi hija, claro que puedo

— Y si ella me busca?

— Entonces tú con amabilidad te alejas — me pierdo en sus ojos que ahora están tristes — ¿entendió Isabella?

— Claro que entendí — suspira — entendí que eres un pésimo padre, uno tan malo que no solo evita darle amor a su hija, sino que también le prohíbe a las personas que la quieren que le muestren cariño, felicidades Bastian, te llevas el premio al peor papá del año




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