Miedo a la venganza [1º parte]

Capítulo 29

Ashley

Logan y yo estuvimos buscando a su ex con el GPS de la pulsera que tenía en el tobillo. Damos con ella en Olivedale, dónde Dash y yo tuvimos nuestra primera cita.

Logan y yo fuimos a buscarla. Sin trapujos ni rodeos. O él por lo menos.

Entiendo que la quiera lejos de él. Me quedé en shock cuando dijo que había matado a su hermana porque pensaba que era su novia.

Y Logan tenía razón. Esa chica necesita ayuda.

Se ha escapado, entonces a Logan se le viene el mundo a los pies. Ya ha sufrido mucho por sus dos hermanas y no quiere que pase nada más en su vida.

—¿Y si no la encontramos?—me preguntó con un vacío en los ojos, sin vida.

—Lo haremos—le cogí de la mano para reconfortarle.

Llegamos a la su casa. Mi acompañante no tenía pensado llamar al timbre, se le veía mal.

Era la primera vez que le he visto así. Desesperado, triste.

—Llamo yo—dije con seguridad.

El timbre sonó y una chica con el pelo azul nos abrió la puerta.

—¿Logan? ¿Qué haces aquí?—se fue directo a él sin escucharme.

—¿Podemos pasar?

—¿Y esta quién es?—me mira con desprecio.

—Su novia—dije con obviedad, tragándome la dignidad.

Se puso roja de la ira.

—¿Y esta es de la que te has enamorado? ¿De esta cucaracha?

En un momento, se tiró encima de mí.

Vale, esto no estaba planeado.

Logan la cogió como si fuera un saco de patatas y entró con ella a su casa.

Por mi parte, me he llevado una buena hostia.

Qué triste.

Entré a la casa y la chica esta estaba atada a la silla y con un pañuelo en la boca.

A Logan se le olvidaba que esto es un secuestro.

Pero no le interesa que lo sea o no.

Cierto.

—¡Cállate la puta boca!—gritó mi compañero.

Ella intentó hacer una mueca, pero no pudo.

—Vas a volver al centro o te llevo a la policía.

Tori negó con la cabeza. Esta chica es muy cabezota.

—Sí, sí que lo harás. ¿Te acuerdas de que tengo pruebas?

—Mmmm…—se puso pensativa y después asintió.

—¿Vas a poner de tu parte sí o no?

Negó con la cabeza.

Puff… Esto iba para largo.

 Logan ya estaba perdiendo la paciencia, así que pegó un puñetazo bien fuerte en la mesa de madera blanca, que la rompió en dos como si estuviera en un concurso de kárate. Sus nudillos estaban llenos de sangre.

Qué bestia es…

No se puede estar quieto. No, no vaya a ser que le dé un jamacuco.

Rompió todo con lo que se le cruzaba. Hizo un espejo pedazos, tiró los jarrones al suelo haciéndolos trizas, pegó una patada a la silla…

—¡¿Quieres parar de una puta vez?!—me enfadé.

Logan me miró con furia. Esa mirada ya no estaba vacía, estaba oscura, intensa, llena de rencor, dolor y sentimientos heridos.

—No sabes nada—solo dijo esas palabras.

—¡Sé más que tú, imbécil!

—¿Ah sí?—esas palabras llenas de ironía me dolieron en lo más profundo de mi ser, pero esto no ha acabado aquí.

—Sí, cariño, sí. ¡Y lo sabes más que nadie! ¡Eres un puto inmaduro que solo sabe tocar los cojones hasta comerte las entrañas! ¡Así que se acabó! ¡Te quedas aquí solo!

Me fui por la puerta con la cabeza bien alta. Me sentía segura, pero con el corazón acelerado.

—¡Ashley!

—¡Qué te jodan!—levanté mi brazo para sacarle el dedo corazón.

Esto se acabó, y, esta vez de verdad.

—Feliz cumpleaños, loca—tenía una bolsa llena de corazones rosas.

Sabía que era una broma. Ya sabía lo que odiaba el rosa.

—Eres un cabrito, ¿lo sabes?—me la tendió a la vez que se reía.

Abrí la bolsa con ilusión y una sonrisa se escapó de mi boca.

—Definitivamente eres un cabrito.

Dentro había un osito de peluche rosa sujetando un corazón blanco que decía: Todo tiene su lado bueno.

—Me encanta, enserio—me abalancé encima suya a darle un abrazo.

—El abrazo de oso me gusta.

—Idiota.

Estaba hasta las narices de todo esto. No aguantaba más, quería irme de este sitio porque solo sabía darme desgracias a diestro y siniestro.

Corrí para meterme en el bosque, sin detenerme para mirar por detrás de mí hombro.

Mi cerebro entró en bucle y no podía parar.

Asesina, asesina, asesina…

Me duele la cabeza. Mis manos se tensaron y sin pensarlo me las puse en mis oídos.

Asesina, asesina, asesina…

Un grito que desgarró mi garganta hasta lo más profundo de ella salió como si nada, pero sí pasaban cosas.

Tenía que huir. Necesitaba hacer una vida nueva lejos de aquí.

Asesina, asesina, asesina…

Muy lejos.

No sé a dónde me dirigía, pero era lo menos que me importaba. Entonces pensé en Dash. No volvería a verle, no volvería a reírme junto a él. Me dolía mucho. Muchísimo. Era la persona que más me ha hecho sentir yo.

Me adentré en lo más profundo del bosque y la sangre se me heló cuando una voz retumbó.

—¡Sé que estás aquí!

Las lágrimas caían por mis mejillas. Le costaba respirar, en mis pulmones no entraba el aire.

No me moví. Ni siquiera pestañeé. Me mordí la lengua para no hacer ningún tipo de ruido.

Sonaron pasos cada vez más fuertes. Me escabullí para meterme detrás de unos matorrales.

Un sollozo me atacó y me lamento por dentro.

¡Imbécil!

—¿A quién tenemos por aquí?—la voz de Logan cada vez sonaba más fuerte y siniestra.

Me moví con agilidad para sentarme detrás de un árbol.

—No vas a salir de aquí viva.

Eso no ayudaba.

Di pasos lentos para no hacer ruido y meterme detrás de un árbol. Tenía que salir del bosque como fuera. Tenía que…

Un disparo retumbó en mis oídos. Habían disparado en el árbol que estaba al lado de donde yo estaba.



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En el texto hay: misterio, secretos, amor

Editado: 15.10.2022

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