Luna

CAPÍTULO 57

En cuanto el curandero llegó, mamá tomó a Lexa para que me revisaran. Había algo que se sentía extraño en mi, pero dijeron que las heridas superficiales ya estaban sanando y no había de que preocuparse.

Aún así, estaba ese sentimiento de que algo estaba fuera de lo normal.

No supe mucho después de aquello, pues según cuenta Izumi, otra vez caí por días; y según me cuentan, Valentine pasó por lo mismo poco después de que intentara despertarme. Y aunque logró despertar antes que yo, no tenía las fuerzas ni energías suficientes para llamarme como hizo la última vez.

Por desgracia mía, aquel día que desperté también fue el día en que los sabios llegaron por Scarlett. Solo en dos ocasiones los había visto, pero en esas dos ocasiones sentía como si mi alma abandonara mi cuerpo cuando alguno de ellos me miraba por más de 5 segundos.

Me dolió. Dolió ver como Scarlett no sentía ningún remordimiento por todo el daño que causó, pero por una parte entiendo eso, ella quería sentirse aceptada y escaló los límites para lograrlo. Aún así, no estuvo correcto, y lo sabía, sabía que tenía que pagar por su cometido, pero nunca pidió disculpas.

— ¿Cómo te sientes ahora? —pregunta la doctora.

— Mejor —miento— el tratamiento ha ayudado.

— Bien, igualmente seguiré haciéndote un chequeo durante estos días —asiento y comienza a guardar su material.

— Gracias —digo en cuanto va a salir.

— Gracias a ti por ser buen paciente —ríe.

La veo salir, y en cuanto consigo ponerme de pie, voy hacia la habitación en donde se encuentra Valentine.

Al estar frente a la puerta, doy dos toques y puedo escuchar su "adelante". Me adentro en la habitación y está iluminada únicamente por una pequeña lámpara.

— Hola, ¿cómo te has sentido? —pregunto al acercarme a su lado.

— Ya estoy mejor, ¿y tú? —pregunta con una sonrisa.

— Bien —le sonrío— y me alegra que te estés recuperando, pero sabes que no debiste haber hecho eso por mí.

— Son instintos, Lex —responde llevando su mirada hacia otro lado, y a pesar de la poca luz, puedo distinguir el color rosado de sus mejillas.

La observo divertido, llegue a convivir poco con ella, pero su compañía siempre me resultó agradable, más de lo que me gustaría. Pero ahora haber tenido la fortuna de conocerla en distintas facetas, se siente distinto, se siente mejor.

— Te ves linda así —digo provocando que sus sonrojo se acentúe.

— ¡Basta, Lex!

— Son instintos, Valentine —respondo y no puedo evitar reír cuando clava su mirada en mi y achina sus ojos.

— No uses mis palabras en mi contra —dice entre risas.

Miro su rostro, y realmente se ve muy linda sonrojada, más cuando ríe. No puedo evitar posar mi mirada en sus labios, y ella parece notarlo, pues gira su rostro de inmediato.

— ¿Por qué te escondes? —pregunto en tono de broma.

— Que tu me mires por más de un minuto solo puede significar que hay algo en mi rostro, ¡o en mis dientes! —responde mientras toma su móvil para mirarse en él.

— ¿Acaso no se puede apreciar la belleza de una dama sin que sea malinterpretado?

— Bien, tu ganas —dice en cuanto gira de nuevo hacia mi— esta es la verdadera razón.

Entonces, hizo algo que no esperaba ni en un millón de años. Posó sus labios sobre los míos, demandando un beso lleno de emociones, de deseo.

Su ritmo fue dominante, y eso me gustó. Me gustó la manera en que poseyó mis labios, como me hizo disfrutar de cada maldito segundo, con cada roce de sus jugosos labios.

— No esperaba que se atreviera a besarme, señorita Blood —digo en cuanto he recuperado el aliento.

Siento mi corazón latir con fuerza, siento un extraño hormigueo en mis labios, y tengo el gran impulso de acercarme nuevamente a sus labios, de poder sentir sus besos una vez más.

— No es lo único a lo que me atrevería, joven Woods —responde de manera juguetona, encendiendo algo en mí.

— Eres mío, recuérdalo —susurra sobre mis labios, y vuelve a capturarlos en un dulce y apasionado beso. Despertando todo aquello que aún se encontraba dormido dentro de mí.

Solo tuyo, Valentine, desde el momento en que te conocí he sido tuyo.

— Creo que debemos parar —murmuro mientras me separo de ella.

El calor en la habitación ha incrementado, y quiero hacer las cosas bien, no quiero que piense que quiero aprovecharme de ella y se arruine el progreso que he conseguido con ella.

— Lo siento —susurra.

— Son los instintos, Vale —respondo sobre sus labios.

— Hay algo más que instintos, al menos por mi parte —menciona alejando su rostro del mío.

— Siento algo por ti que no puedo explicar, es un sentimiento que surgió desde aquel día que choque contigo —digo haciéndola reír— un sentimiento que quería negar porque tenía la idea incorrecta de lo que es un Mate, pero he tenido la pude compartir con personas que renovaron mis pensamientos.

Tomo una pequeña pausa para tomar aire, y continúo— Quiero hacer bien las cosas contigo, como llegue a expresarme anteriormente, quiero que nos conozcamos bien, que podamos saber todo el uno del otro, enamorarnos y no solo estar juntos por un sentimiento de pertenencia.

— Eso suena bien para mí, pero, ¿crees que estemos preparados para estar en una relación? Digo, tu recién estás descubriendo todo lo relacionado a tu condición, no quiero que esto solo sea algo momentáneo.

Asiento ante su respuesta porque la comprendo, es normal que existan dudas pues aún no termino de comprender mi condición, y si esto de sentir por ella como un Mate solo dura un tiempo y el Lobo desaparece nuevamente, yo fácilmente podría deslindarme de toda relación con ella. No lo haría, pero no hemos tenido el tiempo de conocernos nuevamente, tal vez el Alex del pasado lo habría pensado, pero ahora sé que toda relación tiene una responsabilidad hacia la otra persona.



#247 en Fantasía
#181 en Personajes sobrenaturales

En el texto hay: hombreslobo, mate, magia

Editado: 30.01.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.