La Villana del Cuento

CAPÍTULO 20

Los lobos no solo se disfrazan de ovejas, también se visten de gala.
 

Me quedé toda la noche pensando en lo que dijo el psicólogo, si se le puede llamar así. Ese hombre me da muy mala espina. Pero también me produce una extraña sensación de sinceridad.

Tomé mi móvil y realicé una llamada. Pasado unos vente minutos escuché el sonido que más me gusta, mi baby está aquí. Me dirigí hasta el consultorio del señor Bianchi pero estaba vacío.

— ¿ Le puedo ayudar en algo señorita? – me preguntó una enfermera que estaba pasando por el pasillo.

— ¿Dónde se encuentra el psicólogo Bianchi?

— Disculpe pero no conozco a nadie con ese apellido, hace un mes que nuestro psicólogo, el señor Nolan no viene al hospital.

— Entiendo, gracias...

Salí casi corriendo hacia abajo por las escaleras de emergencia hasta que logré salir del hospital. En el aparcamiento me esperaba Damián con mi moto y una mochila.

— ¿ Que sucedió?

— Algo anda muy mal, gracias por traerme la moto. ¿ Cómo te irás?

— Confío en que descubrirás que sucede y tranquila, Samuel vendrá a buscarme en su coche, iremos a una de las bases de la agencia.

— ¿Desde cuando sois tan unidos con Samuel?

— El logró salvarse junto con otras personas el día de...  – se pasó una mano desordenado su cabello. – Nos ha ayudado mucho en esta última semana ¿ Porque no le pediste ayuda a Leonardo?

— Porque se que iba a negarse, además eres mi cómplice en travesuras – le di un beso en la mejilla en forma de despedida, me subí a la moto y arranqué. Que bien se siente, cuánto echaba de menos a mi bebé.

Paré en un Macdonald y pedí una buena orden de hamburguesas y patatas fritas. Fui a uno de los baños y cambie mi ropa por la que estaba dentro de la mochila. Un pantalón cargo de color negro y una cazadora de cuero junto con unas botas al tobillo de tacón bajo.

Salí a por mi pedido, ufff esto si es comida, la del hospital sabe horrible.

Todo estaba en silencio, solo se escuchaba el ligero y casi inaudible sonido del viento  por la llegada del invierno. Con pasos temblorosos me acerqué hasta sus tumbas y coloque entre ambas las flores que llevaba.

Pasan los días convirtiéndose en meses y creo haber mejorado, pero vuelve a ocurrir; vuelvo a sentir esa vacío dentro de mi, esa angustia, esa impotencia, las ganas de llorar por cosas de las que no tengo el control, vuelve el estrés, dolores de cabeza. Todo ésto viene y se va. Pero a pesar de todos los vaivenes de los sentimientos siempre ha habido personas que se quedan, mi familia. Alessandro, Kira, Christina, Damián, Samuel y mi chico de ojos grises, Leonardo, claro sin olvidarme de mi bolita de pelos aunque ya haya crecido.

Han pasado siete meses ya desde la masacre en la agencia. Me he vuelto mucho más cercana a Christina al igual que Kira. Las chicas y yo hemos hecho terapias como un día entero en el salón de belleza, compras, maratones de películas. Ya sabemos el sexo del bebé, quise decir, la bebé porque será una niña y claro que va a ser tan hermosa como su tía Rubí y su madre. Dentro de dos semanas será la boda entre Chris y Aless, Damián y Kira serán los padrinos y quizás pronto tengamos su boda también. Leonardo y yo seremos los padrinos de Amira.

— ¡Rubí! Te nesecito, quise decir,  te necesitamos – llamó Kira desde la habitación de Chris y Aless. Di un salto de la cama y corrí pero mis sentidos hicieron corto circuito y terminé tropezando torpemente con Hades que estaba durmiendo cerca de la puerta. No llegué a caer del todo porque los brazos fuertes de mi constante salvador me atraparon.

— ¿ A dónde vas así de apresurada? – preguntó Leo reprimiendo una risa.

— Ya sabes, las chicas me necesitan – le di un beso y  salí corriendo de nuevo hasta la habitación.

— Ya solo quieres a tus mejores amigas – gritó a mis espaldas.

— No seas celoso, te recompensare más tarde – grité de vuelta. La verdad las chicas han sido un gran apoyo en todo este tiempo. Hemos compartido momentos buenos y malos pero siempre juntas, una para otra, somos como las tres mosqueteras.

— ¿ Que sucedió? ¿ Están bien?

— Con todos los preparativos se me olvidó decirles que hoy es la prueba del vestido de Chris y sus damas de honor, osea ustedes, los chicos también tienen que ir con el sastre para hacer sus trajes a la medida. – Me explicó Samuel, el se está encargado de los preparativos de la ceremonia.

— ¿ A qué hora es la prueba del vestido?
  
— Dentro de vente minutos – se rascó la nuca apenado.

— ¿ Que? Tenemos que irnos. – exclamó Kira.

Kira bajó con Christina mientras que yo fui a buscar las llaves del coche. Seguí a Samuel hasta la sala de juegos dónde estaban los chicos.

— Chicos tenéis vente minutos para estar en el taller del sastre. – Les avisó Samuel, le lancé un par de llaves a Leo.

— Leo puedes llevarte a Hades, no puedo dejarlo solo con Sami – señalé al pelirrojo.

— Sí, no le caigo muy bien. – Hades gruñó cerca de sus pies haciendo que el pelirrojo pegará un salto. Todos comenzamos a reír.

EL DÍA DE LA BODA

La bonda tendrá lugar en el jardín tracero de la mansión Harrison al atardecer. Se colocó un sobrepiso de madera pulida a una altura de 10cm aproximadamente del césped. Los ramos de flores blancas adornaban y perfumaban el lugar. La brisa suave de primavera se escabullía  por debajo de los manteles de las mesas que estaban cerca de la piscina. Los faroles dispersos por el jardín iluminado la futura noche con pequeñas margaritas rodeando sus bases. Todo estaba maravilloso, podías sentirte como en un cuento de hadas o en nubes de flores blancas. Los invitados comenzaron a llegar gradualmente, amigos de mi padre y el señor Charles, sus hijos y sus nueras. Agentes y amigos de la novia. Samuel está terminando los últimos detalles y atendiendo a los invitados, se ve muy atractivo, el smoking que lleva lo hace lucir impresionante y resalta su cabello rojizo y ojos verdes, la verdad parece sacado de una revista de galanes. En estos últimos meses ha sido un sol para todos nosotros, se ha convertido en uno más de nuestra manada.




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