Instinto de amor

03: Familia

Viernes 02 de enero, 2059. 

Al despertar, Skyler se topó con la usual habitación de hospital. No se alarmó, es más, permaneció en tranquilidad a medida que se acostumbraba a la iluminación. Una vez que se estableció, se tomó su tiempo para observar los alrededor, notando que su asistente se había quedado dormida en el sofá con los brazos cruzados. 

En lugar de hacer algún movimiento para que ella despertara y llamara a los médicos, optó por estar así, disfrutando un momento a solas y sin la tensión del trabajo. Muchas veces había terminado aquí, no sólo por sus problemas de presión, sino también por exceso de trabajo y otras sinfín de razones. Unos minutos más tarde, Cassie comenzó a moverse, luciendo bastante incómoda por la posición hasta que su nuca golpeó con brusquedad la pared.

Skyler se carcajeó lentamente.

—¿Por qué no te limpias la baba? —resaltó ese líquido transparente que surcaba sus labios. La secretaria gruñó en respuesta, recomponiéndose. —¿Pasé toda la noche aquí? —indagó después de que razonara. Cuando se desmayó estaba oscuro y ahora era de día. —Estás superando cada vez más mis expectativas en cada entrenamiento. —bromeó, haciendo referencia al incidente de anoche.

Cassie puso una cara amarga, a sabiendas de que eso no era ninguna clase de entrenamiento. Conteniendo su ira y preocupación, le alcanzó un vaso de agua y procedió a llamar a un doctor para que le comunicara sobre el informe médico. Ella se limitó a servirle, sin dirigirle la palabra hasta que el personal de salud volvió a dejarlos a solas en la habitación VIP.

—¿Por qué ese correo lo sorprendió tanto? —quiso saber, Cassie, enarcando una ceja a medida que ponía la bandeja de comida sobre él. —¿De verdad? —no pudo creerlo cuando Skyler abrió la boca y no tuvo la mínima intención de mover sus extremidades superiores. —Sólo se le subió la presión, no se ha lesionado los brazos o muñecas. —fanfarroneó en voz baja. Entonces, agarró una buena bocanada de aire y se trajo las molestias.

—Era una noticia sobre mi familia. —contó con pausas, masticando con lentitud lo que su secretaria le dio de comer con la cuchara. El silencio largo que prosiguió, sólo aumentó la curiosidad de su secretaria, no obstante, Skyler con cada boca fue más lento. 

—Entiendo cuando alguien no me quiere contar algo. —se ofendió, frunciendo los labios antes de darle de comer una vez más. —Lo hace evidente. —apuntó con algo de irritación. Su jefe sonrió a boca cerrada, prolongando sus respuestas.

En la mente del francés, lo único que resonaba era la palabra “pasado”. Tarde o temprano, esa noticia habría llegado de todas formas por orden de la misma naturaleza, ya que lastimosamente aún se encontraba identificado en el registro familiar.

—¿Tienes familia, mon amour? —preguntó de repente. 

—¿Eso no debió preguntarme hace dos meses cuando me contrató? —respondió con otra interrogante, puesto que la insistencia de su jefe por atraparla con un contrato se basó únicamente en sus certificados y habilidades descritas en su currículum. —Mi única familia son mi abuelo materno y mi madre. También tengo algunos tíos y primos paternos, pero en realidad, no puedo considerarlos como parte de mi verdadera familia. —admitió ante la perturbante mirada de su jefe quien como un niño se terminó de comer su almuerzo. La muchacha se encargó de que toda la habitación estuviese ordenada y que él esté cómodo.

—Sólo trabajas conmigo por dinero ¿no es así? —volvió a hablar Skyler, sintiéndose bastante inquieto sin saber la razón. En ese instante, la secretaria le dedicó una vista rápida, sospechando que tuviese algún tipo de bajón emocional.

—Claro. —ironizó Cassie, decidiendo no alargar su respuesta.

—Entonces, ellos son tu impulso. —dedujo bajo sus propias conclusiones, creyendo que era un centro de caridad por ofrecer ayuda al más necesitado. Cassie tuvo ganas de vomitarle en la cara, aún más al verlo poner una cara lastimera cuando la agarró de la muñeca. —No te preocupes, me esforzaré en ganar suficiente dinero para pagarte y que estemos juntos hasta que nos jubilemos. —prometió empoderado, entonces empuñó su puño.

La reacción de la secretaria fue de desagrado. 

—Envejecer juntos debería ser considerada una tortura. —advirtió como una lluvia ácida, regañándose mentalmente, porque su jefe volvió a ser el mismo sinvergüenza de siempre. Al final, el resto del día se la pasaron en dicha habitación VIP para que estuviera bajo supervisión, ya que desde su último ingreso a emergencias no había transcurrido mucho tiempo.

Cuando su jefe se durmió, la francesa tomó una decisión por autonomía propia. Independientemente de si él quería decirle el contenido de ese correo o no, ella igual lo descubriría, porque tenía una misión que cumplir y sólo restaban diez meses. No fue difícil tener acceso a la cuenta de Skyler, puesto que ella manejaba la mayoría de sus cuentas e información personal. Al encontrar el dichoso correo, lo abrió, apareciendo de inmediato una pantalla holograma de color azul con letras blancas.

“Estimado monsieur Arnaud, 

Es lastimoso tener que darle esta terrible noticia. Como abogado y representante activo de quien en vida fue su padre, me angustia tener que comunicarle que el día de hoy, después de haber luchado durante varias en horas en el quirófano, su padre y madre fallecieron producto de un accidente en la fábrica que inspeccionaban dentro de la propiedad Arnaud. Como mayor de la familia y a fin de no abrumarlo ante semejante tragedia, me estoy encargando de los preparativos funerarios. Asimismo, el funeral de ambos se estará celebrando el día lunes de la siguiente semana. Lo estaré esperando para honrar y despedir a sus padres, así como para hablarle sobre el testamento y otro asunto de suma importancia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.