Es mi posesivo #1

33. Miradas opacadas

Anabell:

¿Puede existir un premio para la persona más estúpida del planeta? Porque si es así, yo sería la ganadora sin dudar. ¿Cómo se me ocurre cometer tal estupidez como esa? Quisiera abofetearme hasta el cansancio, anhelo desaparecer aquella sensación de culpabilidad que me carcome el alma. Lastimé a Chase, dañé a Erika e hice que Adam fuera herido por mis actos, sé que la culpa no es tan solo mía, es de ambos, aun así no dejo de sentirme abatida y con pesar.

Ya me harté de llorar y lamentarme por lo que hice, ahora solo quiero hacerle frente a las consecuencias. Sé que Chase no quiere hablarme, siquiera me observa, sin embargo lo obligaré a escucharme, no me importa si tengo que encerrarlo en el cuarto como dijo Elena jocosa. Si piensa que lo tome a modo de juego, está equivocada, eso es lo que haré, lo detendré hasta que me canse de hablar.

No sé por qué me acosté con Adam, supongo que me dejé llevar por las palabras y las sensaciones, en aquel momento estábamos hablando de "nosotros" dejando en claro que no podemos seguir dañándonos por esos traidores sentimientos. El ama a Erika y yo adoro a Chase ¿Cómo no hacerlo si él es perfecto? Me detesto por hacer que de sus ojos se derramaran lágrimas por mi culpa, ver aquellos ojos cristalizados me dolió como el infierno. Simplemente, lo amo tanto que duele herirlo.

Toco un par de veces la puerta de Chase y espero impaciente a que abra. Lo más seguro es que no va a dar la cara, molesto es poco a comparación con lo furioso que está. Escucho unos pasos acercarse dentro de la casa con lentitud, estos se detienen y sé que es él, está ahí, sabiendo que la persona que toca soy yo.

— ¡Chase! ¡Abre por favor! —exclamo, tocando de nuevo la puerta. Ya le di el tiempo suficiente para que la pasara a solas, ahora tiene que enfrentarme y dejarme hablar, no podemos estar así por siempre. Él no contesta y yo tampoco sigo insistiendo, me alejo de la puerta y le doy vuelta a la casa para verificar si hay alguna ventana abierta. Sonrío de oreja a oreja al ver que la ventana de su cuarto está de par en par.

Sé que parezco una psicópata entrando a escondidas a su hogar, lo que nadie sabe es que me atrevo a hacer esto y más.

Me adentro a su habitación, dándome un golpe en el intento y me topo con aquel olor varonil que siempre desprende de su cuerpo. Usa un perfume que me enloquece y alborota mis hormonas a flor de piel. Me sorprendo al ver el desorden que yace en el piso de cerámica; ropa, libros, discos de música, control del televisor. Chase siempre ha sido ordenado y pulcro con la mayoría de las cosas, entre ellas está su hogar y me deja atónita al ver lo sucio que se encuentra.

— ¿Qué mierda? —musito con el tono de voz más bajo posible. Escucho los pasos de Chase acercarse dando grandes zancadas. Mi corazón ha dado un respingo y ha iniciado su intenso y furioso latir entre mis costillas, quiere salir de mi pecho por los nervios que retengo.

— ¿Anabell? ¿Qué haces aquí? —Es lo primero que pregunta al encontrarme. Una punzada de dolor es incrustada en mi torso al divisar de soslayo como las ojeras violáceas se dejan ver, sus ojos no tienen aquel brillo usual que tanto me fascinan, están hundidos, idos y eso me mata, literal.

Me acerco hacia él y lo abrazo con todas mis fuerzas, pegando mi rostro de su pecho e inhalando con profundidad. Mis ojos se cristalizan y me esfuerzo para no estallar en llanto. Lo he extrañado tanto. Chase coloca sus manos en mis hombros y me aleja con facilidad, es hombre lobo y su fuerza logra doblegarme con rapidez. Otra púa es penetrada en mi corazón al sentirme rechazada por mi muestra de cariño.

— ¡lo siento tanto! —Vocifero y tapo mi rostro con las manos, tratando calmarme y no esfumar aquel brío que sentía al salir de la casa de mi mejor amiga —sé que no me quieres hablar, ni ver, mucho menos tocar... te entiendo, créeme que te entiendo. —Alejo las manos de mi semblante y ladeo mi rostro para observarlo con quebranto. Chase da media vuelta e intenta salir de la habitación, yo como puedo me coloco en el marco de la puerta y evito que salga.

Suelta una carcajada carente de humor y se cruza de brazos mientras corre su mirada de la mía. Cierro la puerta, le paso pestillo y me apoyo sobre ella. No voy a dejar que huya de nuevo.

— ¿sabes que te puedo alejar para salir con facilidad, cierto? —pregunta con desdén. Otra vez, una puntada dolor emocional me ataca. Chase se caracteriza por ser chistoso, amigable y meloso. Nunca lo había visto actuar de esta forma tan fría e indiferente, nuevamente, me culpo por ello.

—lo sé. Chase, por favor, escúchame. Es todo lo que te pido, no puedes vivir una eternidad sin hablarme —digo, suelto un suspiro y masajeo el puente de mi nariz.

El duda unos segundos, debatiéndose si aceptar o no. Por favor, di que sí.

Bien —acepta. Yo chillo con alegría y me encamino a su cama para sentarme sobre ella. Chase hace lo mismo, solo que se encarga de permanecer lo más alejado de mí.

—solo quiero explicarte todo. Sé que lo que hice no estuvo bien, para nada. —Suspiro —estos días han sido un martirio para mí y de solo imaginar cómo te sientes tú... es horrible. Tuve que habértelo dicho antes de que te enteraras de ese modo, lo siento. Estaba tan ensimismada en que nunca me perdonarías que, temí hacerlo, temí perderte por haber cometido tan colosal estupidez. En fin y al cabo, mis esfuerzos fueron en vano, te enteraste de la peor manera y te distanciaste.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.