En manos de un psicópata

Capítulo 19

—¿Por qué vienes con cuello alto con este calor? —le preguntó Mia luego de sentarse a su lado con curiosidad—. Llevas días trayendo ropa así.

Susana se rio a la fuerza. La verdad es que intentó esconder la mordida de su cuello con maquillaje, pero era demasiado notorio, y no le quedó otra que recurrir a ropa de invierno para poder ocultar esa marca.

—He estado algo congestionada y me aconsejaron cubrir el cuello para mejorarme más rápido —respondió para luego enfocarse en su trabajo y que su compañera no siguiera preguntándole nada más.

De reojo miró el asiento vacío de Bastián. No es tonta para no haber concluido que ese tipo algo le echó a su jugo, sin haber bebido alcohol no podría haber quedado en ese estado. Pero sus recuerdos pasan de él afirmándola para sacarla del local para luego despertar en su departamento dentro de su cama y con una evidente mordida en el cuello.

Lamentablemente ese infeliz no ha aparecido en días, aunque la jefa lo ha estado llamando no ha tenido respuestas. Nadie sabe que pasó con él. Y esa incertidumbre es mucho peor, no sabe si pasó algo más, si en su estado no fue capaz de defenderse y aquel tipo se aprovechó de ella.

Tragó saliva sin poder concentrarse bien en su trabajo y vio como sus manos temblaban en solo pensar lo que pasó. Se llevó la mano a la cabeza sintiendo que se le acortaba la respiración y al girarse y querer salir de ahí, como si estuviera huyendo de algo, la voz de su jefa detuvo sus intenciones.

La vio entrar acompañada de un hombre alto, de mirada penetrante y agradable sonrisa, y su cuerpo se paralizó por completo. No esperaba jamás volver a verlo, no esperaba nunca tener que cruzarse en su camino.

Fue como si un animal indefenso, un conejo, se encontrara frente a frente al lobo hambriento que quiere devorarlo. Pero parece que él no se ha dado cuenta de su presencia ya que su mirada se dirige a quienes le están siendo presentados.

¿Qué hace Antonio en este lugar? Las empresas Fave trabajan en el rubro del maquillaje a diferencia de su actual trabajo cuya empresa se encarga del diseño de zapatos de moda.

Se sentó dándole la espalda y metiéndose casi en la pantalla de su equipo. Si se queda en esa posición no podrá verla y huirá al baño en cuanto tenga la oportunidad. Antonio no debe encontrarla, no sabe lo que podría hacerle luego de encontrarla.

“Maldita sea” pensó mordiéndose la uña del pulgar sin controlar su inquietud.

Va a tener que renunciar este mismo día y luego ver a que ciudad huir. Nada sale como planeaba.

Los pasos se acercan más y más hacia ella. Su cuerpo comenzó a temblar y su corazón a bombear con más rapidez sintiendo incluso el zumbido dentro de su cabeza.

Debo salir de aquí” …. “Debo salir de aquí

No pudo evitar mover sus piernas con mayor inquietud sintiendo la voz de ese hombre más cerca.

No pudo soportarlo más y se giró dispuesta a salir corriendo de ese lugar, no le importaba que él pudiera verla, si corre no podrá alcanzarla.

Pero no pudo hacerlo, apenas quiso levantarse de su asiento se quedó de frente a su jefa y a Antonio, ambos la miraron sorprendidos por su brusco giro. Susana se quedó paralizada y enmudecida.

—Y… este es una de las áreas de diseño de zapato femenino, Susana y Mia son uno de los mejores equipos de diseñadora que tenemos —habló su jefa aun mirando de reojo la extraña expresión de Susana.

Antonio sonrió, pero la expresión de la mujer no cambió. Es como si temiera incluso moverse frente a la mirada penetrante e intimidante de ese hombre ¿Cómo nadie puede darse cuenta lo peligroso que es? Todos en la oficina parecen extasiados con la sonrisa y expresión simpática del dueño de las empresas Fave.

—Hola, señorita Mia —saludó con cortesía a su compañera y aquella no ocultó su emoción de conocer a un empresario tan apuesto y agradable.

Luego Antonio se dirigió hacia Susana, quien posó sus ojos asustada en él tragando saliva. Ya vio como aquel hombre arruinó a todos los miembros de la familia Fave y quienes no terminaron en prisión o arruinados terminaron por acabar con sus propias vidas.

¿Cuál es el final que ha planeado para ella? ¿Cuál fueron sus intenciones de darle tiempo para huir para al final lograr igual capturarla? ¿Jugar al gato y al ratón?

Si le dice que está embarazada de él ¿La dejaría ir? ¿O vivir hasta dar a luz al niño? Pero ese niño ¿Podría vivir en manos de ese loco? ¿Y si él cree que es el hijo de otro hombre? ¿Los matará a ambos?

No, no, es mejor que no lo sepa. Tanto para esa criatura como para ella no habrá un buen final. Quiso bajar la cabeza, pero Antonio la tomó de la barbilla impidiéndoselo.

Este gesto llamó la atención de todos los presentes y más al escuchar sus palabras.

—Hola, Susana, mi querida esposa ¿Te he sorprendido? —exclamó Antonio hablándole en forma cariñosa.

Todos abrieron los ojos sin creer lo que acababan de escuchar ¿Acaso Susana, su compañera en la oficina, es la esposa de un rico empresario como ese?

Y Antonio lo confirmó dándole un simple beso en los labios a la mujer que sintió como temblaba en su mano y sonrió satisfecho.

—No te había contado que había venido a este país porque quería sorprenderte —señaló sonriendo y se acercó a su oído—. ¿Te has divertido jugando a la vida de una mujer sencilla que vive en un pequeño departamento y debe trabajar día a día? ¿Es totalmente distinto a la vida de princesa que tuviste antes?

Susana no respondió, cuando Antonio la miró vio sus ojos enrojecidos y pareció abrir la boca para decirle algo, no pudo evitar pensar que quisiera besarla de una forma menos inocente al ver como su lengua se deslizaba. Pero la mujer solo lo empujó y salió corriendo de ese lugar cubriéndose la boca.

Y es que las ganas de vomitar se le hicieron insoportable en ese momento de tensión. Sin embargo, no huyó hacia el baño, sabe que si lo hace él va a atraparla. Tiene que salir de ese lugar, sea como sea y por eso se metió hacia el pasillo en donde están las escaleras de emergencia.




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