El Juego Maldito (Ñahui)

Las Mariposas Que Siguieron Su Camino

 

LAS MARIPOSAS QUE SIGUIERON SU CAMINO

Todos los presentes tomaron su camino. Augusto había perdido todo su equipo, un rayo impactó en las máquinas y están quedaron hechas añicos. Aún así, con toda la emoción se iría de ahí con una historia que contar, es posible que nadie se la crea, pero la llevaría a las letras y así, tal vez un paso más para llevarlo a más personas en este mundo. Augusto fue el primero en tomar la cinta y liderar el grupo.

La segunda en tomar la cinta, fue la bruja Adalgisa, que había tomado todas sus posiciones y cosas que creyó importantes rescatar. A pesar de que pasó más tiempo de todos en prepararse, no se lamentó la muerte de la gorda Marciala. Su raro vínculo, al parecer viene de sus antepasados, ambas habían estado solo esperando la muerte de la otra para liberarse y ahora, ya era libre de aquella mujer.

Jeanine se acerca a la mujer y le toma la mano, con un poco de miedo y oprobio.

—¿Puedo hacerle una pregunta antes de empezar?

La mujer no parece muy segura de contestar y ladea con facilidad, tratando de desviar la mirada que recae sobre ella.

—Hasta yo sé que hay ciertas dudas que no deben de ser aclaradas, hija —resopla luego de pensar mucho en aclarar ciertas dudas, pero ante la forma delicada de ser observada por parte de la muchacha, ella decide hablar—. Está bien. Dime.

—¿Por qué usted no buscó lo mismo que su pupila?

La vieja se rasca la cabeza una y otra vez, pensando que la tipa en realidad no es tan estúpida como se lo pensó al principio, es más inteligente de lo que se deja ver.

—Soy una bruja, no una asesina en masa, hija. Mi afán de querer salvarlas, fue tapadera. Tan solo quería estar aquí y ser testigo de todo esto. Es posible de que todo lo que cuenten no lo crean; ahora no nos molestaremos por ello. Como dije, sé de los peligros de los portales abiertos, conozco como se rige el mundo desde hace años y eso tendrá un desequilibrio. La humanidad cree tener a la sociedad controlada con economía, salud, educación y seguridad, lo que no sabe, es que es más frágil de lo que te imaginas. Todo en este mundo de ser equilibrado, incluso la maldad y la bondad.

Jeanine no siguió preguntado nada más, cree que esa mujer es más difícil de entender, como de sacarle información. No sabía si era una bruja, una mujer muy sabia, una señora que mira al mundo desde el ojo imparcial. Mala como tal no era, y eso demostraba su accionar con ellas, les salvó la vida y vivirá agradecida por siempre con ella por eso.

El camino del bosque siguió siendo lúgubre y oscuro, caminar en la noche por ahí es un peligro, por las bajas temperaturas, pero no escapar hasta el alba es suicidio. Pasaron el pantanoso lago, llegaron al valle más profundo, el campo de sauces y la espesa neblina. Cada paso que dieron resultó ser un martirio, los sonidos los hacen brincar y gritar, están todos traumatizados.

Pese a esas presencias, ninguna de ellas osó en hacerles daño.

A lo lejos, lograron ver las cadenas que arrastran los avisos de alejamiento.

—¡Ahí está la salida! —apunta Fer.

Todo el grupo corre para salir, cada uno dejando atrás miedos que han sido azotados.

Las tres chicas quedan ante la gran cadena de la salida, se miran la una a la otra, con cierta incertidumbre, pero con esperanza. Deseando ver que le mundo es una olla muy grande y con muchas especies.

—A partir de hoy somos distintas —recalca Mirla.

Mirla se dedicaría a ser una mejor persona, en olvidar el rencor y la venganza, en dejar la frivolidad a un lado y sentirse viva otra vez, será hora de encontrar el amor, de soltarse de las cadenas que la amarran y ser libre de una manera sana.

—Creo que por fin seré una mujer diferente —resalta Tábata.

La chica ya disfrutó de todo lo que se ha podido disfrutar. Ya es hora de que siente cabeza, de que busque a un hombre –igual a su padre–, dispuesto a dar la vida por ella, sin importar si su cuerpo o rostro son lindos o no.

Jeanine, tiene en sus dos manos las dos tablillas.

—Aún falta algo más.

Pasa la cadena con rápidez.

Mira la cafetería a lo lejos de la entrada del bosque, entra al lugar abriendo con sonoro movimiento la puerta y mira a un grupo de periodistas que están sentados en una mesa analizando unos papeles, dos excursionistas con mochilas muy pesadas, al otro extremo tres hombres que se dedican a hacer vídeos y subirlos en internet como desafíos para ganar visitas.

Sabe cuáles son las víctimas perfectas, se acerca a paso firme con las dos tablillas en sus manos. No es maldad, tan solo debe seguir con el curso de la vida y pasar el juego a otras tres personas.

—¡Hola , chicos! —saluda con gracia.

Los tres hombres la miran con sorpresa, inundados de la emoción de ser conocidos en lugares más remotos.

—¿Hay algo en lo que podamos ayudarte? —pregunta un rubio muy atractivo.

—Creo que yo tendría un excelente tema para uno de sus nuevos vídeos que azotaría el internet...

Fue muy fácil convencerlos con eso. Los chicos quedaron maravillados con el juego, anotaron en un papel las principales reglas que deben de jugar. Jeanine supone que ha sido muy malvada con eso, en cambio mientras su salida se establece, conoce que para deshacerte de algo es necesario obsequiárselo a otro.

El aire azota su bello cabello, respira el aire fresco y a lo lejos ve a su grupo.

Un grupo de mariposas pasa por su frente, la rodean en tres círculos y se esparcen. Siente el aire frío, las manos calientes y tiene certeza que el ciclo se rompió. Su vida por fin sería otra desde ahora. Se casaría, tendría hijos, será feliz con quien le permita serlo, sin miedo a que algún ser maligno en la noche intenta jalarle los pies.

Mas no para el resto de chicos, que con gran curiosidad tomaron las tablillas y jugarían el juego de manera osada y así, las tablillas seguirán su camino a otro trío de personas, sin parar hasta que algún día, un desconocido te ofrezca jugar un juego muy divertido en la noche a las tres de la mañana.
 




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