Dime que te quedarás (amor a lo Escocés #1)

Capítulo 15: Manzanas podridas

― No, esa manzana no ― se la quité de la mano dejándola en su lugar de nuevo y agarrando otra ― Esta es mejor

Aiden frunció el ceño mirándome agarrar las manzanas ― ¿Qué tiene esa manzana que no tenga la que yo escogí?

― Esta manzana es más bonita, la otra era fea

― No puedes elegir las frutas basándote en si son "bonitas" o no

Me crucé de brazos ― Mi mamá dice que si puedo y tú no vas a saber más que mi mamá

Él bufó y me quitó la bolsa donde estaba metiendo las manzanas

― Lo que sea, son mis manzanas, yo las elijo

― Son mis manzanas, yo las elijo ― contraataqué

― Estas cosas estarán en mi nevera y las voy a pagar yo por lo tanto son mías y yo las elijo

Alcé una ceja ― Pero me las voy a comer yo, a ti ni siquiera te gustan las manzanas

Le quité la bolsa de las manos y me giré hacia el cesto, agarrando las más bonitas para llevarlas

―Bien pero si agarras una infección por comer alimentos podridos no será mi culpa ― dijo a mi lado. Una señora mayor a nuestro lado se rió y me guiñó un ojo con complicidad, escuchando nuestra conversación.

― Hombres ― dije con los labios


Estábamos en el supermercado haciendo las compras para la despensa de Aiden, que prácticamente era mía también dado que comía de ahí tanto como él, últimamente Nancy ha estado más ocupada de lo normal en la editorial porque estaban a punto de publicar un libro de algún autor que tiene varios bestsellers y todos han estado bastante estresados los últimos días, teniendo reuniones exhaustivas hasta entrada la noche por lo que pasaba más tiempo en el bar y en la casa de Aiden.

Tenía que empezar a hacer amigos, era bastante triste que mi único amigo aquí fuera diez años mayor que yo. Lo había intentado con Rachel un día, haciendo caso omiso de mi orgullo y le había preguntado qué haría en la noche y si quería que fuéramos al cine o a lo que sea que ella hacia pero me miró como si hubiese inhalado cocaína y se alejó de mí, sin responderme. Sí, me había sentido bastante humillada y el sentimiento no había sido minimizado por las risas de Aiden y Lisseth. Después de ese momento me había resignado con la gente de mi edad y decidí que la gente mayor de treinta era bastante agradable y serian mis nuevos amigos. En casa tenia suficientes amigos de mi edad como para necesitar más. Por ahora estaba bien con Nancy y su combo

Además, a Aiden no parecía molestarle que estuviera pegada a él todo el día como una niña huérfana y él tampoco parecía que tuviera cosas más interesantes que hacer. Tampoco había tenido éxito tratando de sacarle información acerca de Jessica y me frustraba, Aiden realmente necesitaba tener una cita o hacer algo más aparte de hacerme de niñero y trabajar. Desde la noche en la discoteca él solo había salido una vez más de fiesta, a un pub con unos amigos de la universidad. Había intentado llevarme con él pero me negué, era una reunión de puros hombres recordando sus días universitarios o de lo que sea que hablaran y yo iba a ser una especie de estorbo ahí. Él necesitaba una noche de solo hombres y un descanso de mí pero había estado escribiéndome toda la noche y al final tuve que apagar mi teléfono y decirle que me iba a dormir para que me dejara en paz y fuera capaz de ver más allá de su celular

― Fabiola, ¿te gusta el kiwi? ― preguntó Aiden unos metros más allá.

Arrugué mi cara al verlo agarrar un par para depositarlos en el carrito con la compra ― No

Él me miró con los kiwis todavía en la mano ― ¿En serio?

― Estoy bastante segura de que no me gustan

Se encogió de hombros y los volvió a dejar en su lugar, descartándolos. Me alejé de las manzanas, satisfecha con las que había elegido y coloqué la bolsa en el carrito, caminamos hasta la cola en la caja para pagar

Aiden inspeccionó el carrito con las compras

― ¿No falta más nada?

Miré el carrito también haciendo una lista mental de todo lo que teníamos que comprar

― Creo que no

Se rascó la nuca sin estar conforme ― Siento que falta algo

― Si falta algo lo podemos comprar después

Su rostro se iluminó de repente ― Ya, ya sé

Y se fue... dejándome sola, en la cola para comprar. Odiaba cuando hacían eso, al menos solo había dos personas más por delante, esperaba que Aiden no se tardara mucho. Suspiré viendo hacia los lados buscándolo pero sin éxito, ¿a dónde se había ido?

Unos interminables segundos después apareció detrás de mí con una expresión más tranquila en su rostro

― Listo, ahora si

Se inclinó dejando un envase de helado y un six pack de Coronas en el carrito. Mi helado favorito y mis cervezas.

Sonreí ampliamente al verlos, me había olvidado de ellos. Aiden siempre procuraba tener un poco de eso para mí en su nevera para cuando me antojara. Él me consentía demasiado, creo que esto era lo bueno de que tu mejor amigo tenga treinta años, sea soltero y exitoso. Te complacía en todos tus antojos



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En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 13.11.2019

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