Demons (libro 3. Batalla Final)

Visita inesperada

Aunque Lil tenía la mente ocupada sintiéndose mezquina, de pronto se tensó y no fue la única, porque en pocos segundos Bastiel, Anjari, Kellen y hasta el odioso Varjan, estaban a su lado o tras de ella, y aunque Heylel no se había movido de su lado, a diferencia de los demás, él tenía los ojos cerrados.

 

Cuando los descendientes se reunían, sobre todo cuando lo hacían tantos en un mismo lugar, solían comportarse como niños hiperactivos, algo que fastidiaba a individuos como Sariel o Fadiel que tenían un carácter del asco como decían los chicos, de modo que Heylel había tenido primero que advertirles  y luego amenazarlos para que los dejasen en paz, porque según intentó explicar, aunque no estaba muy seguro de que los hubiese convencido, la mayoría de los chicos o bien desempeñaban alguna labor que estuviese relacionada con la vida cotidiana de la humanidad, o se dedicaban a cazar shedims y ambas cosas las hacían con seriedad y responsabilidad. De modo que, a su juicio, tenían derecho a divertirse cuando estaban en casa. Algunos eran de naturaleza tranquila como Dagiel, Dahariel o Sarakiel, así como los había que eran una catástrofe natural como Theliel y su hermana Barbiel, Kelly, Damiel, y el oro lógicamente, se lo llevaba Bastiel, pero la mayoría estaba en un punto intermedio, y aunque alborotaban, no solían causar desastres como los antes mencionados.

 

Sin embargo, independientemente de la naturaleza de cada uno o de lo que estuviesen haciendo, lo que todos, sin excepción, tenían, era muy desarrollada su percepción, de manera que ninguno dejó de registrar la repentina concentración de energía y todos dejaron lo que hacían y corrieron hacia la fuente.

 

Por lo anterior, el salón donde estaban Heylel y Lil, de pronto se hizo pequeño. Los caídos a diferencia de sus hijos, aparecieron directamente, y al ver que llegaban los chicos, los primeros hicieron una especie de círculo alrededor de donde se hallaban Lil y Heylel, ordenándoles a los chicos quedarse fuera del mismo. Lil alcanzó a ver lo que le pareció una especie de aro lumínico casi imperceptible, pero definitivamente visible.

 

Todo esto obedecía a que, si bien todos habían sentido la presencia, sabían que solo algunos ángeles, caídos o no, emitían la energía que estaban percibiendo, y lógicamente eso incluía a los guardianes. De manera que, aunque los descendientes tenían sus Adiliks en las manos, el círculo estaba destinado a aislar a él o a los visitantes evitando un posible ataque.

 

Todo lo anterior había sucedido en fracciones de segundos y antes de poder identifiar la energía de quien se acercaba, aunque a Lil le parecía que lo había visto todo en cámara lenta.

 

  • Guarda eso – escuchó que le decía Bastiel a Anjari
  • Guárdenlo todos – dijo Heylel – No son ellos – agregó, pues no sintió que estuviesen violentando el Velo que había sobre todas sus propiedades, lo que significaba que quien se aproximaba, tenía el derecho de paso
  • Solo conozco a un sujeto que se anuncie con tanta antelación – dijo Varjan justo cuando un destello de luz se dejó ver y Heylel abrió los ojos – Y helo ahí – concluyó Varjan

 

Lil tuvo la impresión de estar inmersa en un sueño que se desarrollase en una época muy anterior a la suya, porque en medio del resplandor, se había materializado un hombre ataviado con una túnica blanca de lino que casi le llegaba al piso y ceñida a la cintura con un delgadísimo cordón dorado, y no llevaba ningún calzado.

 

Haniel que acababa de regresar, recordó de manera inmediata la primera vez que había visto a Kellen, pues en aquel entonces, el caído iba vestido casi de forma idéntica y con la única diferencia de que su túnica había sido corta.

 

  • Seas bienvenido, Uziel – dijo Heylel

 

Por un momento, Lil pensó que el llamado Uziel no podía hablar al igual que Zenda, pero luego decidió que solo era muy mal educado, pues de haber sido mudo, sin duda habrían captado la respuesta, pero mientras ella pensaba esto, lo que si captó fue la voz de Varjan, aunque no se dirigía a ella.

 

  • En mi experiencia, las visitas de este tipo nunca son buenas noticias
  • ¿Y éste quién es? – le estaba preguntando Anjari a Bastiel quien para sorpresa de Lil, estaba cejijunto y no sonriendo como siempre
  • Uziel
  • Eso ya lo dijo Virgil, pero sigo sin saber quién es – pero como Bastiel no contestó, agregó – Debería saberlo ¿no?
  • Seguro – escuchó a Varjan – todo el mundo sabe quién es

 

Como Lil había captado todo aquello, aunque no era su intención, pensó que ella estaba en la misma situación de Anjari, pues no tenía idea de quién era aquel. Como Lil no se distinguía por su paciencia, ya comenzaba a cansarse de aquella tensión cuando Uziel, que no había abierto los ojos desde que se presentase, finalmente lo hizo haciendo que Lil sintiese algo muy desagradable, porque si bien compartía con sus congéneres el aspecto general y eso incluía el color de los ojos, éstos eran de un azul translúcido que provocaba escalofríos.




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