¿de quién es el bebé?

43. Lo que tanto queríamos.

Rubén aparcó el coche que les regalaron sus padres y bajó del coche. Álvaro también bajó, ocupándose luego de bajar a Camilo. 

— Bici. — Pidió Camilo agarrándose a Álvaro. 

— Papi te la va a sacar del maletero. — Le respondió Álvaro, que agarró del asiento trasero una mochila con las cosas de su hijo. 

Camilo fue corriendo hasta la parte trasera del coche, dónde Rubén había abierto el maletero. 

— Toma. — Le dijo Rubén, dejándole la bicicleta sin pedales en el suelo. 

— No te alejes. — Avisó Álvaro a su hijo. — ¿Seguro que no quieres venir a la casa de mis padres? — Le preguntó a Rubén que cerró el maletero. 

— Tía Margaret se siente incómoda cuando estamos juntos delante de ella. Estaré en la casa de mis padres, ya he avisado a mi madre de que voy a almorzar con ellos. 

— Nos ha visto juntos toda la vida, es absurdo que se incomode ahora. 

Rubén lo agarró de los hombros y caminó con él. 

— Supongo que piensa en que se la meto a su hijo. — Bromeó y se rió cuando Álvaro lo miró mal. 

— Sinceramente, espero que no esté pensando en esas cosas. 

— Deberíamos decirle que es al revés. — Rubén bajó su brazo y se quejó cuando Álvaro lo golpeó en el estómago. — Era broma. 

— Deja de hablar de eso y mi madre, es incómodo. — Le dijo Álvaro. 

Rubén lo agarró entonces de su mano libre. 

— Estamos casados desde hace un año y medio y tenemos a Camilo. Tía Margaret lo acabará aceptando cuando vea que no es una relación pasajera. — Le levantó la mano para besarla y Álvaro sonrió. 

— Solo estamos casados por Camilo. — Soltó su mano de él y lo agarró de la mandíbula. — Tendremos una boda de verdad cuando estemos listos. 

— Yo estoy listo.

— También yo. — Reconoció Álvaro y lo soltó tras darle un beso en los labios. 

Rubén sonrió cuando Álvaro le tocó el trasero antes de ir a por Camilo. 

— A mamá le dará algo si ve eso. — Habló Sara y Rubén se giró viéndola con un chico. — Hola. — Le sonrió Sara. 

— Hola. — Dijo Rubén. 

Sara miró al chico y sonrió tímida. 

— Él es Jeremy. Mi novio. — Lo presentó y agarró la mano de Jeremy. 

— ¿Él es tu hermano? — Preguntó Jeremy y Sara negó. 

— Él es Rubén, mi cuñado, mi hermano es aquel. — Sara señaló a Álvaro que guiaba a Camilo en su bicicleta hacia la casa de sus padres. 

Por costumbre, Camilo quería ir a casa de su abuela Lucy. 

— Iremos a ver a la abuela Lucy más tarde. — Le explicó Álvaro a su hijo y se sorprendió al ver acercarse con Rubén a su hermana. 

— ¡Hola Cami! — Se alegró Sara de verlo y se acercó al niño para darle un abrazo. 

Álvaro miró a Jeremy y se puso serio. 

— Nos vemos luego. — Prefirió Rubén quitarse del medio. 

Álvaro le asintió y Rubén fue a la casa de sus padres. 

— Feliz cumpleaños, hermano. — Lo felicitó Sara y Álvaro la miró. 

— Gracias. ¿Quién es él? — Preguntó Álvaro, agarrando a Camilo para que no fuese a casa de mamá Lucy. 

— Es mi novio Jeremy. 

— ¿Novio? 

Jeremy solo sonrió cuando Álvaro lo miró serio. 

— ¿No es muy pequeña para que la dejéis tener novia? — Preguntó Álvaro a su madre, cuando después del almuerzo ella se puso a coser el peluche de Camilo. 

Nada más comer, Sara se había subido a su habitación con su novio Jeremy para estudiar. 

Camilo jugaba en el suelo del salón y llevaba sus cochecitos de juguete al regazo de su padre. 

— ¿De qué estás hablando? — Dijo mamá Margaret. — Tú tenías la mitad de su edad cuando llegaste a casa diciendo que tenía novia. 

Cuando su madre sonrió, Álvaro se sintió mal porque solo aquel recuerdo la hiciera sonreír a su lado. 

— Mamá. 

— Esto ya está. — Lo interrumpió su madre. — Toma Camilo. — Llamó a su nieto y el niño se acercó corriendo. 

Camilo agarró y abrazó a su peluche. 

— ¿Qué se dice, Cami? — Lo instó Álvaro a dar las gracias y le acarició la cabeza cuando Camilo se abrazó a él. — La abuela te lo ha arreglado, tienes que darle las gracias. 

— Déjalo, no necesito que me agradezca nada. — Lo cortó su madre, guardando sus cosas de costura. — Lamento no poder ayudaros tanto como Lucy. 

— Tía Lucy es de mucha ayuda para nosotros y le estoy muy agradecido, pero como dice Rubén ella puede ayudarnos porque no trabaja fuera de casa. — Habló Álvaro a su madre.  

— Eso es cierto. — Margaret se levantó y le preguntó. — ¿Quieres un poco de café? 

Álvaro negó y cuando su madre llevó la caja de costura a su lugar, miró a Camilo que parecía tener sueño. 

— ¿Quieres dormir la siesta? — Le preguntó y cargó a Camilo sentándolo en su regazo. 

El niño se quedó recostado en su pecho y abrazado a su peluche, pero miró a su papá. 

— Chupe. — Le pidió.

Álvaro le acarició el cabello. 

— Lo hemos dejado en casa. Duerme sin él. 

Camilo se le quedó mirando hasta que el sueño lo venció. 

Rubén, sentado a la mesa donde su hermano Dalton hacía la tarea del colegio, vio en su teléfono una foto que Álvaro le envió de Camilo durmiendo. 

«¿Cómo te ha ido?».

Le envió un mensaje a Álvaro y se echó en el respaldo de la silla. 

«Bien. Supongo. ¿Qué estás haciendo? ¿Has tenido noticias del abogado o de Fernando?».

Rubén sonrió sabiendo que estaba ansioso por saber algo. 

«Aún no. Estoy ayudando a Dalton a hacer la tarea o eso se supone, creo que todo es más difícil que cuando nosotros íbamos al colegio».

Álvaro de pie junto a la puerta del jardín miró hacia el sofá donde Camilo dormía y envió una respuesta al mensaje de Rubén. 

«Nunca se te dio bien la tarea».

Rubén sonrió. 

«Es cierto». 

En su teléfono saltó una llamada de Fernando y miró a su hermano. 

— Ahora vengo. Sigue así. — Le dio ánimos y se levantó caminando hacia el pasillo de la entrada de la casa de sus padres. — ¿Dime? — Preguntó a Fernando al descolgar la llamada. 



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En el texto hay: romance, drama, gay

Editado: 17.05.2024

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