Carretera Interestatal 93

Regreso

Estaba de nuevo en la carretera, en su bestial automóvil del 65' recorriendo la vía hacia su destino programado, la celebración el día de San Valentín junto a su amada Annie, los preparativos estaban finalizados y todo seria maravillosos, no había mayor dicha que esa.

- Sabes David, esto es maravilloso, tu pueblo, tu gente, siempre he querido visitar un lugar así, la vida de ciudad no te deja respirar aire limpio como este.

Le devolvió una sonrisa inmensa, pues veía que ella estaba entusiasmada con el viaje, no podía imaginar cómo reaccionaría a la sorpresa que tenía preparada en el restaurante Lil's Hearts para esa noche.

- Te encantará el lugar Annie, va a ser un recuerdo para toda la vida.

- Tenlo por seguro amor, pero puedo preguntarte algo?

- Claro, dime.

- Porque me mataste? – David se volvió hacia la voz y no la vio a ella, vio a una mujer con cabeza de venado, un venado que conocía, el venado del accidente; David gritó de espanto.

Despertó.

Y vio la noche cernida sobre todo, de nuevo la misma luna que había visto antes del accidente, en el bosque, y en el claro frente al ente, el incidente en el auto con Annie fue solo un sueño; se sentó y vio que estaba de nuevo en la carretera, a tres metros del auto que estaba destruido por el choque con el árbol que seguía al lado de la carretera. Un sonido familiar se acercaba rápido hacia el, precedido de dos colores que cubrían todo y alertaban de la llegada de la policía, el auto del sheriff se detuvo justo tras él y un hombre de mediana edad se bajó del auto a su auxilio.

- Tranquilo muchacho, la ambulancia viene justo detrás de nosotros, no te muevas, - el hombre lo miró y vio que estaba cubierto de barro, de hojas y de ramas – donde has estado hijo?, dios, estás hecho un asco, no te preocupes, estás a salvo ahora.

David entendió que había terminado, su sufrimiento y la lucha por su vida, estaba de vuelta; miró al sheriff y perdió el conocimiento.

En el hospital general de Franconia, el paciente David Burns se hallaba en la habitación 215; se le realizaron un par de intervenciones quirúrgicas en el hombro y pierna comprometidos durante el accidente, se dejó bajo observación para evaluar su avance, la jefatura de policía contactó a su novia Annie la misma noche del accidente y esta tomó un avión hacia allí para estar presente lo antes posible en el hospital.

- Sabes algo David, no tenías que hacer todo esto, mientras te hicieron las cirugías el sheriff me dijo que debían hacer investigaciones de rutina para determinar tus motivos de viaje, me contaron que encontraron todo los registros de alquileres y pagos en muchos lugares de aquí; era tu sorpresa de San Valentín, no te preocupes, tu secreto esta guardado, no importa que tengamos que celebrarlo un mes después de la fecha oficial.

- Gracias cariño, espero estar recuperado pronto, tengo ganas de compartir contigo todo lo que prepare, aun si ya sabes que es.

- Cuanta con eso guapo; hay alguien que quiere verte, no la conozco pero ella dice que tu si, los dejare solos un momento – lo besó en la frente, al salir por la puerta del cuarto, Annie hablo con alguien y se marchó, una mujer de mediana edad con su cabello lleno de canas y ojos seniles entró, llevaba su mano derecha sosteniendo algo parecido a un dije colgando de su cuello; se acercó a David y lo miró, después de un minuto de incómodo y frío silencio, la mujer se agacho, se acercó a su oído y formuló una pregunta que nunca pensó que nadie haría jamás, pues su historia verdadera nunca fue contada ni a la policía ni a su novia.

- Te perdonó, no es así?.

David quedó petrificado, reconoció la voz, pues fueron sus palabras las que le salvaron la vida en el bosque, fue la persona con la que se comunico y le dijo que tuviera valor y saliera de allí. La mujer se irguió y soltó aquello a lo que se aferraba con tanto esmero, una pequeña figurilla de madera de un venado con grandes astas con un pequeño venado bebé a sus pies.

- Eres afortunado muchacho, el no perdona, ella si.

Se marchó, y David se quedó mirando al techo de la habitación, se llevó la mano al cuello donde dos orificios deberían estar ahora, pero no estaban, tenía suerte, más de la que nunca en su vida imagino, ahora estaba vivo, de nuevo, su perdón le hizo libre, libre de vivir.




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