Al Ritmo de la Química

CAPÍTULO 10. El Partido

Era viernes por la tarde y me encontraba terminando de cambiarme para salir con Cameron. 
Había decidido ponerme un top blanco con un short de jean. Por las dudas puse mis libros de química en una mochila, aunque siéndoles sincera no creería que iríamos a estudiar algo.
Según habíamos acordado ayer, a las cinco me pasaría a buscar, y ya faltaban tan solo 10 minutos, por lo que decidí bajarme y esperarlo en el living. Me encontraba sola en casa, papá estaba en el trabajo hasta tarde y mi hermano supongo que en la universidad, aunque certeramente no lo sabía.
Veinte minutos más tarde me encontraba en el mismo lugar, pero ya acostada. Le mandé un mensaje a Cameron, preguntándole en donde estaba pero ni siquiera le había llegado. Desistí, fui a mi habitación, dejé mi mochila y tomé la cartera. 
Salí por la puerta de mi casa y comencé a caminar. En el transcurso llamé a Simón y le pregunté si tenía la tarde libre, me respondió que si y le dije que si le apetecía juntarse conmigo a tomar algo. Obviamente ni se negó, me dijo que se cambiaba y salía para aquí. 
Yo me encontraba llegando a una cafetería que parecía bastante buena. Entré y me senté en una mesa al lado de la ventana. Le mandé un mensaje con el nombre del lugar a Simón para que supiese hacia dónde ir.
Emma: Estoy en una cafetería que se llama "La Pâtisserie".
Simón: okey.
Emma: oye, no mires el celular mientras conduces.
Simón: Tarde😉
Minutos después Simón se encontraba entrando por la puerta de la cafetería. Tenía puesto unas bermudas blancas y una chomba negra. Estaba muy lindo la verdad.
— Hola Em. — me saludó con un beso en la mejilla.
— Simón. — lo abracé. — gracias por venir.
— No hay de que Em, sabes que no me molesta. 
— Bueno, toma, fíjate que queres para merendar, yo invito. — le tendí el menú.
— No. Sabes que no voy a dejar que hagas eso. — me negó.
— Ya lo veremos... — le retruqué.
La moza se nos acercó, pedí un licuado de banana y él un jugo exprimido de naranja, y para compartir pedimos un waffle de chocolate y dulce de leche.
La moza se retiró y Simón enfocó completamente sus ojos en mí.
— Y se puede saber a qué ha venido esto de invitarme a último momento, porque que yo sepa hoy salías con el morocho.
— Como dijiste, salía. Pero decidió no venir a buscarme y ni siquiera me llamó o me mandó un mensaje dándome una explicación. — admití.
— ¿En serio? — pareció sorprendido por un minuto. — Igualmente puede que le haya pasado algo, ¿por qué no esperas hasta más tarde? Tal vez está ocupado ahora y más tarde te contesta. 
— Mira, sabes lo qué pasa, esta no es la primera vez que lo vivo, me ha pasado muchas veces, dejándome plantada, por supuesto que metiendo excusas y nose que... — le expliqué. — Sinceramente me cansaron.
— Bueno, en eso tienes razón. Te doy mi apoyo. — me sonrió. La moza se acercó con nuestros pedidos y los dejó. Simón me tomó un boomerang y lo subió a su Instagram etiquetándome.
Luego de comer, que por cierto el waffle estaba riquísimo, salimos a caminar un poco por esa avenida, ya que no había estado mucho por ahí.
Pasamos junto a un pequeño parque muy hermoso, al lado de un gran edificio, donde había lugar para sentarse, descansar y lo que más captó mi atención fue la cantidad de fuentes que había. Simón me convenció de tomarme algunas fotos porque era muy hermoso el lugar, al principio salí normal, pero después él me pidió que me relajara así salía aún mejor y fue lo que hice.
En el trayecto de vuelta al auto, porque obviamente se ofreció a llevarme a casa, Simón tomó mi celular y comenzó a ver las fotos. 
— Deberías subir esta, me gusta mucho. — me dijo. Era una foto bastante simple en la que salía mirando hacia el costado, sonriendo, y detrás, por supuesto, se veían las hermosas piletitas. La verdad era que no había salido para nada mal, así que seguramente lo haría.
— Si, la verdad es que está muy buena, gracias — le dije tímidamente.
— No hay de que. — sonrió y yo también.
******
Cuando llegamos a casa antes de bajar Simón me retuvo. 
— Escucha, mañana hay un partido del colegio pero jugamos de visitante, contra el Claret y quería saber si me querías acompañar — me dijo.
— Si, obvio. ¿A qué hora es? — pregunté.
— A las 16 pero tendríamos que salir a las 15 de aquí.
— Okey, cuenta conmigo. — le sonreí.
— Gracias Em. — me dijo.
— No hay de que. — ambos reímos. — Nos vemos.
— Adiós. — salí del auto y me adentré en mi casa.
Cuando revisé mi celular vi que ya eran las ocho, mi papá no vendría hasta dentro de una hora por lo que me quedaba tiempo para estar sola y en paz. 
Bueno, no tan en paz. Mi celular tenía tres llamadas perdidas de Cameron y cuatro mensajes. Los abrí.
Cameron: perdón, perdón, perdón, perdón. Se me olvidó por completo.
Cameron: Em por favor, contesta mis llamadas.
Cameron: EMMA! 
Cameron: te juro que te lo compensaré.
Así fue como simplemente los leí, bloqueé mi celular y me tiré en el sillón. No pensaba contestarle, de eso estaba segura.
Una hora más tarde decidí subir la foto en Instagram, no le puse ninguna descripción, solamente...
📸: @simónfernandezz 
Y la subí.
Minutos más tarde likes y comentarios comenzaron a caer. 
@álvarezpili sos hermosaa😍, te extraño tantoo😫
@simónfernandezz que bella que sos🥰
@nickmedina la mejor amiga más linda la tengo yo😍🤤
@lucas_ledesma wow🤩 
@sararodriguez que bomba💣🔥
El último comentario que leí me dejó atónita, no podía ser cierto.
@cameron_thompson hola, me pasas tu número hermosa? 
Le di me gusta a todos los anteriores, excepto a ese, bloqueé mi celular y me quedé mirando al techo, preguntándome a qué estaba queriendo jugar.
                 ***************
Habíamos llegado al colegio Claret, estaba a media hora del nuestro. Por suerte encontramos un lugar en el estacionamiento porque a pesar de que aún faltaba media hora para que comenzara el partido ya estaba casi todo lleno.
Simón y yo bajamos del auto y nos encaminamos hacia la cancha. Había gradas por ambos lados y era enorme. Nos ubicamos en unos asientos en el medio, tuvimos que apartar dos más porque también vendrían dos amigos de Simón que no conocía.
Según me había dicho, éste era el primer partido del campeonato de este año. Donde competían muchos colegios y solo uno sería el ganador.
— Oye Em, Luke me habló, ¿puedes ir a comprar tres aguas y llevárselas? porque se olvidaron las botellas en casa. — por un momento pensé en decirle que no, pero finalmente acepté.
— Okey. 
— El puesto está ahí en la entrada, toma el dinero y lleváselas a esa puerta de vestidores. — me señaló mientras me explicaba.
— Está bien, ahora vuelvo.
— Gracias.
Fui al puesto, compré las tres botellas y me dirigí hacia los vestidores. Me quedé allí unos minutos esperando hasta que la persona que menos quería ver en ese momento salió por esas puertas.
— Hola rubia. — me dijo.
— Hola, eh, toma. — le tendí las botellas. — adiós. — comencé a volver hacia las gradas.
— Espera Em. — me detuve y me di vuelta. — Perdóname por favor.
— Suerte en el partido. — fue lo único que le dije y me largué de allí.
Cuando llegué a las gradas Simón ya se encontraba con sus dos amigos, me saludaron y me dijeron que se llamaban Thiago y Joaquín. Me senté al lado de Simón que me sonrió y me preguntó si todo estaba bien, asentí y le forcé una sonrisa lo mejor que pude, pero realmente no lo estaba.
El partido había acabado 2-1 con una victoria de nuestro equipo, uno de los goles lo había hecho Cameron y el otro un chico que no conocía que según me dijo Simón se llamaba Felipe.
Cuando Cameron metió el segundo gol a minutos de terminar, para poder desempatar, me había buscado con la mirada y una sonrisa se había formado en sus labios, pero yo simplemente quité mi vista y la dirigí hacia ningún punto en concreto. 
Ayer el comentario en mi foto y hoy esto ¿En serio Thompson?
Nos quedamos esperando a los chicos en el estacionamiento, según me había dicho Simón irían a una pizzería cerca de nuestro colegio a celebrar la victoria. A mi sinceramente no me apetecía mucho ir, pero sabía que a Simón si, por lo que no le diría nada hasta llegar allí y cuando estuviéramos en la pizzería me tomaría un Uber y volvería a casa.
Los chicos no tardaron en aparecer, estaban todos felices, cantando, abrazados, la verdad es que se veían muy tiernos todos juntos. Decidí acercarme a Lucas para saludarlo.
— ¿Quién soy? — le dije con una voz extraña y tapándole sus ojos.
— ¿Sara? — preguntó dudando.
— No tonto — le saqué las manos y se dió vuelta.
— Emma! — me abrazó muy sorprendido. — ¿Que haces aquí? No puedo creer que hayas venido.
— Pues si, Simon necesitaba una segunda y no me negué, además no me lo hubiera perdido por nada, por cierto felicitaciones.
— Gracias, y gracias por venir. — me volvió a abrazar, este chico si que era adorable. También saludé a Nacho y ambos me presentaron a algunos chicos del equipo.
Por último vi a Cameron que me estaba mirando fijamente, decidí acercarme.
— Felicitaciones, increíble gol hiciste. — le dije y era verdad.
— Gracias Em. — comenzó a rascase la cabeza. — ¿podemos hablar? — me preguntó nervioso.
— Aquí no, Cameron. — le dije.
— Bueno, lo podemos hablar en la vuelta.
— Pero viniste en micro.
— No, vine con mi auto. ¿Vamos? — dudé por un segundo, pero finalmente acepté.
—Espera que le aviso a Simón. — le dije y él asintió. Me acerqué y le dije a Simón que no se preocupara por mi, que volvía con Cameron. Simón aceptó y me dijo que después le contara todo y asentí.
En el trayecto a casa ambos estábamos en silencio, ninguno hablaba, por lo que decidí ser yo quien lo rompería.
— ¿Y bien? ¿Qué me tenías que decir? 
— Bueno, te voy a explicar qué pasó el viernes, por favor déjame que te lo cuente y después decís lo que quieras.
— Está bien. — acepté sin apartar mi vista del camino.
— El entrenador nos llamó el viernes después de salir de clases diciéndonos que debíamos ir a entrenar porque hoy era el partido. Por eso fue que desde esa hora no contestaba mensajes ni nada, por un momento me olvidé de lo nuestro, pero cuando salí de entrenar a las siete encontré el recordatorio en mi celular y luego vi tu mensaje. Fui a tu casa a buscarte, pero nadie me abrió, por eso comencé a llamarte y enviarte mensajes pero no respondiste.
Eso fue lo que básicamente pasó, luego cuando vi que subiste la foto y supe que estabas conectada te iba a volver a hablar, pero si no me contestaste sabía que volver a hablarte iba a ser un error, por eso decidí no molestarte de nuevo. — se calló esperando mi respuesta.
— ¿y por eso decidiste comentarme la foto? — pregunté curiosa.
— Bueno. — rio y comenzó a rascarse la cabeza. — es que... — dudo entre responderme o quedarse callado, pero simplemente lo soltó. — simplemente quise comentarte la foto y eso fue lo que me salió. Estabas muy linda, ¿fue de ayer, no? — preguntó.
— Si, ayer cuando no me contestaste salí de casa, comencé a caminar hasta que llamé a Simón y lo invité a tomar algo a una cafetería que encontré por ahí. — él me prestaba toda su atención. — luego fuimos a caminar y encontramos ese lugar, decidió sacarme esas fotos, y me dijo que suba esa.
— La verdad que es un buen fotógrafo y además eligió muy bien. Me gustó mucho esa foto. 
— Gracias. — me ruboricé, pero fui salvada por la noche y su oscuridad.
— Entonces... ¿me perdonas? — preguntó esperando ansioso mi respuesta.
— Si, Cam, te perdono. — la realidad era que nunca estuve enojada con él, solamente decepcionada, creí que era otro tipo de chico pero no.
— Gracias. — me sonrío. Nos volvimos a quedar en silencio hasta que volvió a hablar. — ¿Sabías que ese gol te lo dedique a vos, no? — dijo sin apartar la vista del camino. Lo sabía, o mejor dicho lo supuse pero me hice la que no.
— ¿En serio? No tenía idea.
— Si, por eso te busqué en las gradas y te sonreí, aunque apartaste la mirada, igualmente fue entendible. — dijo con una nota de tristeza en su voz.
— ¿Qué cosa? — pregunté sin entender.
— Que no me quisieras mirar, te dejé plantada Em, a vos, y todavía me siento muy mal por habértelo hecho, ni se como es que me perdonaste. Por eso cuando en el mensaje te dije que te lo iba a compensar no lo decía para nada en joda, es todo completamente real.
— Ah. — dije solamente. No volvió a insistir en hablar, ambos quedamos en silencio. 
Llegamos a mi casa, le agradecí, me despedí y salí. Entré, mi papá se encontraba con unos compañeros de trabajo en la cocina, parecían divertirse, así que preferí no molestarlos, subí a mi habitación, me tire en mi cama y me quedé completamente dormida.
 




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