Al Ritmo de la Química

CAPÍTULO 8. Mi nuevo compañero de química

La semana había empezado bastante tranquila, ya había tenido dos horas de literatura, donde comenzamos a trabajar un poco, y la profesora nos dio los nombres de algunos de los libros que íbamos a utilizar este año, mi parte favorita.
Sonó el timbre del recreo y justo había terminado de copiar lo que la profesora había escrito en el pizarrón.
Con Simón decidimos salir hacia el patio de afuera, teníamos que aprovechar del calor antes de que comenzara a hacer frío.
Si se estaban preguntando que sucedió con Cameron, la verdad es que traté de evitarlo lo más que pude. Y él tampoco se me acercó por suerte.
Cuando llegué Sara y Ámbar ya estaban en el aula, ambas me habían visto, Sara me sonrió y me saludó de lejos y yo hice lo mismo, y Ámbar, amable como siempre, me miró con cara de pocos amigos y siguió hablando con su amiga.
Simón estaba al tanto de todo, ayer lo había invitado a merendar a casa, una cosa llevo a la otra y le terminé contando todo.
Me aconsejo, me contó cómo eran los chicos, para que supiera cómo era la cosa y él esta bastante convencido de que Lucas estaba enamorado de mi, por la forma en como actuó conmigo últimamente, pero yo le dije que recién lo estaba conociendo y que realmente no pasaba nada.
También le pregunté sobre su amistad con Lucas y me dijo más de lo mismo que Eli, obviamente no le dije lo del plan, eso solo yo lo sabré.
Nos sentamos en un rincón a aprovechar nuestros increíbles 15 minutos de recreo, que hasta creo que ya eran menos. 
En la siguiente hora tendríamos química y si mal no recuerdo nos darían las parejas para los trabajos de todo el año.
— Espero que la profesora de química se apiade de mi y me ponga contigo en los trabajos. — declaré, Simón me miró y se rio.
— Imagínate que te toque con Ámbar, te la regalo. —  me dijo.
— Ahí prefiero a cualquiera menos a ella, ¿sabes lo que sería trabajar todo el año con ella? No quiero ni imaginarlo. — dije negando con la cabeza.
— Aquí vienen tus tres mosqueteros. — miré hacia donde la mirada de Simón se dirigía y observé a las tres figuras que se estaban acercando hacia nosotros. Uno era Lucas, el otro Nacho y por último... no podía ser cierto.
Por suerte las estrellas estaban alineadas a mi favor y a veces aparecen personas que te salvan y en este caso tenía que reconocer a Ámbar y a su hermoso grito llamando a Cameron. 
— Cam, ven aquí. — Él observó hacia enfrente de nosotros donde Ámbar y Sara estaban sentadas, por lo que de manera instantánea cambió su camino y fue a sentarse junto a ellas, pero no sucedió lo mismo con los otros dos.
— Hola Em! — me saludó Lucas y yo le sonreí. — Simón.
— Hola Luke, Nacho. — dijo este y me tomó por sorpresa, no creí que lo llamaría Luke, para serles sincera.
— ¿Qué onda, de qué estaban hablando? — preguntó.
— De los compañeros para el trabajo de química. — dije.
— Ah, es verdad. Era hoy, no? — preguntó y asentí. — Yo espero que me toque contigo Em. — admitió y me tomó por sorpresa, ignoré completamente la mirada de Simón de "te lo dije". — ¿Tu, con quién quieres que te toque?.
— La verdad es que con cualquiera, menos Ámbar, obviamente. — Nacho rio.
— No, creo que nadie querría eso. — dijo Nacho y reímos todos.
 — pero... — continúe. — la verdad es que preferiría que me tocase con alguien a quién ya conozco.
— seguro que si. — me dijo Lucas y me guiño un ojo con una sonrisa.
En ese momento volvió a sonar el timbre del recreo y los cuatro nos paramos para ir hacia el salón.
Cuando llegamos la profesora Hernández ya se encontraba allí, la saludamos y nos sentamos en nuestros asientos, antes de sentarme crucé mirada con Cameron, quien me sonrió pero sin mostrar los dientes, yo hice lo mismo.
¿Qué rayos acaba de pasar? Pensé mientras me acomodaba hacia adelante.
— Buen día. — saludó la profesora Hernández.
— Buen día. — decimos todos al unísono, o eso fue lo que pareció.
— Bueno, cómo saben hoy voy a darles los nombres de las parejas que van a formar equipos durante todo el año. Recuerden que por ninguna razón podrán cambiarse, ni aunque dos parejas estén de acuerdo en hacer ese cambio, está totalmente prohibido.
Comenzaré a decir con quienes les tocará y deberán sentarse junto con esa persona que les fue asignada.
Después de que termine, hablaremos bien sobre la organización de los trabajos y evaluaciones.
En el caso de que algún grupo necesite verme por algún problema tienen que venir antes de la presentación del trabajo, sino no será reconocido.
Comenzaré con los de la pared.
Y así comenzó a formar las parejas, obviamente había quienes estaban de acuerdo con quien les había tocado y otros que no tanto.
Cuando llegó a la última mesa, donde se encontraba Cameron y Ámbar comencé a rezar de que no me tocara con ella.
"Por favor que no, por favor que no, por favor que no..."
— Señorita Ámbar Solano estará con Josefina Serrano. — señaló la profesora.
— Pero profesora... — comenzó a decir Ámbar con pucheros.
— Nada de peros Solano, vaya con Josefina. — repitió. "Pobre de esa chica", pensé.
—... Thompson con la señorita Emma Martinez. — dijo la profesora, ¿quien era Thompson?, no llegué a escuchar su nombre.
— Emma, tienes que ir con Cameron. — me dijo Simon en voz baja. ¡¿QUÉ?! ¿De todas las personas en el aula tenía que ser justo él? Me di vuelta para comprobar que fuera cierto y no una broma de mal gusto de Simón, pero definitivamente era cierto, Cameron estaba mirándome con una sonrisa en su rostro.
Tomé mis cosas y caminé lo más rápido hasta el asiento con mi nuevo compañero de química. 
Decidí ni mirar a ninguno de los chicos, prefería evitar sus expresiones y sobre todo la de Ámbar, que seguramente me estaría fulminando con la mirada.
— Hola nueva compañera. — me dijo con una gran sonrisa en su rostro, y si que lo hacía bastante guapo.
— Hola. — me limité a decir.
— Bueno, no nos hemos presentado oficialmente, mejor dicho tu, ya se tu nombre, porque lo tuve que averiguar por otros contactos, pero nunca nos pudimos presentar bien porque tú papá nos interrumpió.
— Claro, si. — admití. ¿Había escuchado bien? Consiguió mi nombre por otra persona, ¿a quién le había preguntado?, ¿a Ámbar, Lucas, Nacho? La verdad es que no lo sabía y me daba cosa preguntarle. Estiré mi brazo para que el estrechara el suyo. — Soy Emma Martinez.
— Cameron Thompson. — la estrechó con una sonrisa cálida, ¿este chico nunca estaba de malhumor o qué?
La profesora siguió nombrando hasta llegar a nuestro banco , bueno mi ex-banco. 
— Simón Fernández te sentarás con Lucas Ledesma. — dijo la profesora.
— Si! — celebré.
— ¿Acaso puedo saber yo que festejas? — Cameron me preguntó. UN MOMENTO, creí haberlo dicho en voz baja, que vergüenza.
— Nada que debas saber. — admití.
— Tarde o temprano me enteraré. — declaró.
— Suerte con eso. — replique. Él rio y la verdad es que yo también estaba por hacerlo, pero me contuve.
— Bueno, esos son todos. En la próxima hora vamos con la organización, si quieren pueden anotarlo. — saqué mi libreta y mi lapicera para tenerla preparada para después, Cameron sacó su celular.
— ¿Es en serio? — le dije.
— Soy de los que prefieren salvar a los árboles. — dijo de manera relajada.
— Con ese aparato sabes que matas mas cosas que los árboles. — le aclaré.
— Touché. — dijo por lo bajo y ambos reímos.
Sonó el timbre del recreo, y salí sin esperar a nadie, no quería que me viniesen a hablar ni nada por el estilo, solo le mandé un mensaje a Simón.
Emma: voy a afuera, búscame.
Simón: yendo.
Me preguntó qué tal con mi nuevo compañero, porque nos había visto reírnos y hablar, y le conté. También me comentó que Lucas no paraba de darse vuelta a mirarnos, aunque creo que exageró un poco.
En la última hora la profesora nos dijo que debíamos hacer dos trabajos por trimestre, uno sería de manera oral y otro era el trabajo que se entregaría a fin del trimestre, y era el cual incluiría todos los temas vistos en el mismo.
Luego obviamente habría evaluaciones escrita que podrían ser tanto de a uno, de a dos (con la pareja que tenías ya determinada) o de a cuatro, (que serían dos parejas).
Lo único que aclaró es que vería en el segundo trimestre como evaluaría debido a que estaban las vacaciones de invierno y el viaje de egresados. Pero el trabajo del trimestre iba a estar si o si.
Y esos fueron las pautas que dio. Por último que ya entre la siguiente clase que es esta semana o la próxima semana daría el primer trabajo, que será de investigación y presentación en forma oral.
Cuando la clase concluyó salí rápido de nuevo. Esperé a Simón en la entrada y cuando lo vi le hice seña, el últimamente era quien me llevaba a mi casa, era realmente amable porque su casa quedaba para el otro lado que la mía.
En el ínterin en el que estaba por subir al auto escuché una voz llamarme que ya podía reconocer fácilmente.
— Emma. — si, era Cameron. Me di vuelta y venía hacia nosotros, tenía algo en la mano, algo que me pertenecía. — Encontré esto debajo del banco, te lo estabas olvidado. — se acercó finalmente hasta mi y me lo dió. Era mi agenda, ¿cómo podía ser tan tonta de olvidarla?, no les voy a negar que vivía a base de ella.
— Muchísimas gracias Cameron, no se que hubiera hecho si la perdía. — y era verdad, no mentía en ninguna de esas palabras.
— No es nada. — admitió y pude notar un color rosado en sus mejillas. — puedes llamarme Cam, ya somos compañeros. Hola Simón. — dijo mirando hacia Simón que estaba parado al lado de la puerta del conductor. — Oye Emma, quería saber si querías que te alcanzara a casa. — me preguntó.
— Gracias por ofrecerte, pero Simón ya se ofreció primero. — dije.
— Si, pero Simón vive para el otro lado, le estás haciendo gastar más nafta de la que debería. — declaró. ESPEREN, ¿como era eso de que Cameron sabía donde yo vivía?
— ¿Y como sabes tu donde vivo?. — pregunté.
— Bueno, realmente no lo sé. — comenzó a rascarse la cabeza con nerviosismo. — Solo te he visto el otro día pasar frente a mi casa, y como ibas caminando supuse que vivías cerca. — afirmó finalmente. No sabía verdaderamente si aquello era verdad o mentira, pero no tenía ganas de averiguarlo por el momento.
— Gracias, Cam. Pero hoy no, ademas Simón viene a comer a casa, tenemos que organizar unas cosas... ¿o no Simón? — Simón me miró y luego a Cameron, así dos veces, tenía cara de perdido, definitivamente no había entendido lo que le había dicho, pero finalmente asintió. Volví a girarme hacia Cameron — Tal vez otro día volvemos juntos.
— Okey, te tomo la palabra. — dijo Cameron. — Adiós Em, adios Simón.
— Adiós. — dijimos ambos al unísono.
Una vez dentro del auto Simón habló.
— Eso estuvo cerca. 
— La verdad que si. — admití mirándolo.
Simón arrancó y nos dirigimos hacia mi casa. Esta mañana si que había sido bastante intensa.
 




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